“Porque los ojos del Señor están atentos sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones…” (1 Pedro 3: 12a RVR95)
Uno de las cosas que más valoramos en una amistad o con una pareja es el hecho de dedicar de su tiempo y atención para escucharnos. Encontrar una persona que tenga realmente la capacidad de escucharte no es tan sencillo, la falta de tiempo, la distancia, la cotidianidad, son limitantes, por eso encontrar alguien que lo haga realmente cobra mucho valor.
Si alguien en la biblia nos enseña el valor de escuchar ese es Jesús, un consumado oyente. Aquellos que se acercaban a él podían irse con la satisfacción de haber sido escuchados. Jesús escuchó no sólo con sus oídos, también con sus ojos, con su mente y con su cuerpo, tanto así que logró entrar en la zona privada de sus interlocutores, lo que los hizo sentirse realmente valorados.
Jesús escuchó al joven rico (Marcos 10:17-21). “Entonces Jesús mirándolo, lo amó y le dijo…” Había algo que perturbaba el corazón de este joven, sin embargo, eso significaba encontrar un atajo para alcanzar la vida eterna, Jesús atento a su argumento encontró la respuesta precisa, aunque no era lo que el joven esperaba Jesús lo amó y este no se fue sin ser escuchado. Necesitamos aprender que, aunque no todos estén de acuerdo con nosotros, merecen la oportunidad de ser escuchados. Jesús no sacó corriendo al joven por pensar que con sus obras obtendría la salvación, aun en las diferencias Jesús lo amó, lo escuchó y lo confrontó con la verdad.
Jesús escuchó a la mujer samaritana (Juan 4:7-9). Uno de los momentos más hermosos de evangelismo puro, Jesús dedicando tiempo para escuchar a una mujer, ¿usted sabe lo que significaba eso en aquel tiempo? No sólo el hecho de ser mujer, lo que ya restaba valor a la conversación, sino porque era de un pueblo aborrecido por los judíos, y aún más, después de saber su turbia historia amorosa, Jesús la escuchó hasta el final, sin juicios porque la escuchó lleno de Gracia hasta que ella le reconoció como su salvador personal. El mundo necesita más cristianos con el hábito de escuchar con amor y gracia para mostrar las Buenas Nuevas de Salvación, no es sólo biblia, también es estrategia para llegar al punto de la necesidad porque la respuesta siempre va a ser la misma: Cristo.
Jesús escuchó al hombre en el estanque de Betesda (Juan 5:1-9). Este hombre llevaba 38 años con su enfermedad, año tras año esperando que alguien lo escuchara y le ayudara hasta que llegó Jesús, el hombre más ocupado de aquel entonces, se detuvo para escucharle y sanarle. Unos minutos que dediquemos a una persona pueden traer bálsamo de sanidad por años de dolor. La depresión es uno de los problemas que más aquejan hoy a las personas, muchos están rodeados de amigos, pero en el fondo se sienten totalmente solos. Un oído atento puede hacer la diferencia.
Jesús escuchó a los niños (Marcos 10:13-16). Jesús no apartó a los niños de sí, por el contrario, pasó tiempo con ellos y disfrutó de su compañía. Tuve la oportunidad de realizar mis prácticas universitarias con niños de segundo grado y aunque yo iba para enseñarles español ellos me enseñaron cosas para la vida, yo llegaba vacía, pero con sus sonrisas, sus ocurrencias y sus procesos escolares yo salía agotada, pero rebosante. Jamás hay que menospreciar el tiempo para escuchar a los niños, Jesús no lo hizo ¿por qué lo haríamos nosotros?
Jesús está atento a nuestra oración, pero es necesario aprender de él el hábito de escuchar. Qué tal si lo ponemos en práctica esta semana, y nos disponemos para escuchar, con oídos, ojos, mente y cuerpo para dedicarle tiempo a alguien que seguro nos necesita y necesita de aquello que Dios ha puesto cada uno…
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR). Basado el libro, Lo Hábitos de Jesús (Jay Dennis)
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