El Precio de Su Presencia

Éxodo 32:1 NTV: “Al ver el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron a Aarón y le dijeron: -Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque Moisés, ese hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.”

Este es uno de los momentos más decepcionantes en la trayectoria del pueblo de Israel hacia la tierra prometida. Cansados de esperar, motivados por su terquedad (Deuteronomio 9:13), desobedecieron a Dios deliberadamente y a través del trabajo de Aarón, sacerdote entre ellos, moldearon una imagen de Dios semejante a los dioses de Egipto (tenía forma de un animal), un becerro de oro, que fue construido con las mismas joyas que sacaron de este pueblo idólatra, el oro de su esclavitud.

Sin embargo, lo más grave en estos hechos, no fue solamente su desobediencia, sino que le rindieran adoración a una imagen falsa de Dios creada desde la oscuridad de su mente, sin hacer el más mínimo esfuerzo por buscarle, impacientes, desde la comodidad de sus tiendas creyeron tener la “imagen correcta” de Dios.  

Esto nos lleva a profundas reflexiones, entre ellas entender el Precio de Su Presencia. Mientras Moisés estaba subiendo el monte, remontándose a lo alto para buscar la presencia y la voz de Dios, su pueblo desde la comodidad creaba su propia imagen de Dios. Recordemos: “Estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.” (1 Corintios 10:5-6 RVR95)

Subir al monte no es algo fácil, requiere en primer lugar levantarse del lugar de donde estás y PREPARARTE con un propósito específico: ENCONTRARTE con Dios, esperar para escuchar su voz y tener su dirección, su voluntad para nosotros. Si alguna vez has tenido la oportunidad de escalar o subir una montaña, sabrás que requiere de esfuerzo, de disciplina y determinación. Cuando alcanzas el propósito debes PERMANECER en este, lo que no es fácil tampoco, porque una vez te remontas a las alturas para llegar a la presencia de Dios, llega el momento de ENTREGAR y renunciar a todo lo que somos y queremos para escuchar su voz y recibir su palabra. Leámoslo en palabras de Moisés: “Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua.” (Deuteronomio 9:9 RVR95)

No podemos tener la imagen correcta de Dios estando en la “comodidad de nuestras tiendas” y sin hacer el más mínimo esfuerzo por entregar algo de nosotros para que Dios se manifieste. ¿cómo es posible que yo pueda tener una imagen errada de Dios? ¿Cómo evidencio en esto el Precio de Su Presencia?

Tenemos en nuestra mente imágenes de Dios que no representan lo que Él es, porque están basadas en nuestra experiencia y humano razonamiento. Es sólo a través del estudio minucioso, disciplinado y constante de la Palabra de Dios que entendemos que necesitamos la ayuda y comunión con el Espíritu Santo para conocerle. Cuando no invertimos tiempo en el estudio de Su palabra, nos formamos una imagen distorsionada de Dios porque sólo la alimentamos, con canciones lindas que escuchamos, con la tradición religiosa que acompañó a nuestra familia de generación en generación, con lo que interpretamos desde conceptos errados de Dios sembrados por la sabiduría humana, entonces formamos una imagen del Dios de la prosperidad, del Dios justiciero y castigador o por el contrario, el Diosito de gracia que todo lo perdona, por lo que no necesito renunciar y arrepentirme de nada, o el Dios legalista lleno de formas religiosas, el Dios de la vida aburrida porque me prohíbe las cosas “buenas y divertidas”.

“Mi imagen de Dios condiciona mi vida espiritual, entonces soy el reflejo del Dios en el que creo” (Itiel Arroyo).

Necesitamos DETERMINARNOS a pagar el Precio de Su Presencia. Significa eliminar de nuestro camino TODO lo que nos impide avanzar y permanecer en Él. O avanzamos o perecemos en el desierto adorando la imagen de Dios falsa que modelamos desde nuestra cómoda oscuridad.

2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)

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