Este libro fue escrito por el apóstol Lucas, un evangelista y médico, de quien se dice que fue discípulo también del apóstol Pablo. Él narra acontecimientos de la obra de Jesús que me llevan a meditar y poder hoy expresar que para imitar a Jesús, como un hombre intachable y perfecto que habitó sobre la tierra, es necesario leer sobre su forma de ser, su proceder y cómo veía a la sociedad, es decir, familiarizarnos con él y su mensajes valiosos en todo tiempo. En estos dos versos en especial, Jesús nos habla que de la misma forma en que vemos a los demás seremos vistos y también nos dice, en la misma forma en que damos, recibiremos, no es ley de vida como se dice coloquialmente, es el cumplimiento de la palabra y la reconozcas o no, se cumple.
Desde que conozco el mensaje de Jesús, procuro dar con amor siempre, no esperando nada a cambio. Recuerdo que, como costeña, recién llegada a la ciudad de Bogotá, preparaba diariamente dos almuerzos de más para regalar a medio día. Salía a recorrer los alrededores del barrio y le decía al Señor en esos instantes, muéstrame a quien bendecir con estos almuerzos, quiero ser de bendición en esta ciudad. Hoy quiero decir con toda humildad en el corazón que no me ha faltado nada en esta ciudad, no ha faltado provisión de ningún tipo, Dios ha sido muy bueno, generoso, amoroso y me ha regalado amistades invaluables.
Señor, ayúdanos a tener una mirada y un dedo que no señale a nadie, permítenos tener un corazón generoso como el tuyo, bendice nuestras finanzas para glorificarte a ti con ellas y ser de bendición de parte tuya en esta tierra a otros, amén.
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (EA)
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