El Reino de Paz del Mesías
Isaías 11:1-3 TLA: “«Si de un tronco viejo sale un retoño, también de la familia de David saldrá un nuevo rey. 2 El espíritu de Dios estará sobre él y le dará sabiduría, inteligencia y prudencia. Será un rey poderoso, y conocerá y obedecerá a Dios. 3» No juzgará por las apariencias, ni se guiará por los rumores, pues su alegría será obedecer a Dios.”

Mientras leía completo el capítulo 11 de Isaías pidiéndole al Espíritu Santo su luz y guía, noté que mi corazón latía rápidamente, eso sucedió aun al leerlo varias veces y estoy segura que si 1000 veces lo leyera, la emoción sería igual, ¿saben porque? porque este pasaje es una inyección de fe y de esperanza; es entender que ser Cristiano es tener los cimientos en la Roca, en la verdad de un Dios vivo y perfecto, quien desde el Génesis nos habló de un Redentor, el cual fue profetizado más de 350 veces con sumo detalle en el Antiguo Testamento, y aunque humanamente era imposible, nuestro Mesías cumplió cada una de esas profecías en su primera venida y si cumplió las 350, por supuesto cumplirá las faltantes; el Señor Jesús volverá por su novia la iglesia, y por eso es inevitable llenarse de gozo.

Esta preciosa palabra también me confrontó, recordé mi fe inicial en el Señor Jesús, más guiada hacia la religiosidad, sin entender la verdadera belleza y trascendencia de recibir a mi Salvador, pero aun con mis ojos llenos de ceguera espiritual y con más pecado o lana de la que podía cargar mi cuerpo, los lazos de amor del Padre me guiaron hacia el Rey prometido, Aquel que no juzga mi apariencia, sino que mira lo profundo de mi corazón.

Sólo después de empezar una nueva vida en Cristo entendí que, así como el Espíritu Santo estuvo sobre él, también me ha sido dado para ser mi más grande Ayudador, él siempre está en el momento justo. En este instante de reflexión recordé que, de no haber sido por la presencia de Dios y su Espíritu en mi vida, no habría podido superar el golpe más fuerte que he tenido que enfrentar, la muerte de mi hermano mayor por COVID-19. Hoy me atrevo a mirar hacia atrás y estoy segura de que su fortaleza estuvo con mi familia y conmigo, de lo contrario habría sido una prueba que humanamente no hubiéramos podido superar.

La gran noticia es que el reino de paz de Cristo puede ser real para todos hoy. En mi experiencia sé que a diario cometo errores como madre, como hija, como hermana, como amiga, como líder, pero noto que cada vez soy más consciente y trabajo en enmendarlos; y poco a poco me he dado cuenta de que su reino de paz es cada vez más evidente en mi vida, que el Espíritu Santo prometido me hace cada vez más sabia, inteligente y prudente, y que, si le obedezco con alegría, pase lo que pase Jesús estará conmigo y disfrutare desde ahora de la paz que sobrepasa todo entendimiento.

Oro hoy por la iglesia de Cristo, para que desde ya empecemos a obedecer con alegría sus mandamientos y por su gracia, vivir desde hoy en el Reino de Paz de nuestro Mesías Salvador.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra Casa de Refugio (AC)

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