El Relacionamiento en Cristo

Colosenses 3:16-17 RVR 1960 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.  Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él

Las relaciones interpersonales son consideradas el secreto del éxito en el mundo actual; todo el tiempo escuchamos y leemos literatura relacionada con la necesidad de desarrollar inteligencia emocional para alcanzar nuestras metas y propósitos, actuando así de manera estratégica y conveniente.

No obstante, en este pasaje, la palabra de Dios nos enseña que el éxito del relacionamiento interpersonal es que el Creyente tenga como fundamento de sus vínculos sociales aquello que nos fue predicado y aplicado por nuestro Señor Jesús. Cuando en Colosenses 3:12 -13 se ordena:  Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” nos está retando a caminar socialmente como lo que somos: escogidos de Dios, pueblo santo, a fungir como sacerdotes; es un imperativo que el hijo de Dios no pague mal por mal a su prójimo, que no piense solo en sí mismo, que no busque lo suyo, pues así se relacionan los que no tienen al Espíritu Santo.

Hoy se nos hace necesario meditar respecto a que tan alto entendimiento tenemos de esta verdad, toda vez que la palabra de Dios es la evidencia del cuidado del Creador sobre su creación, ella nos enseña, nos exhorta con toda sabiduría para nuestro bien, de tal manera que si ella morara en abundancia en nosotros replicaríamos ese cuidado los unos por los otros, nuestras relaciones tendrían como fundamento el bienestar de nuestros semejantes, Filipenses 2:3 dice “Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo; vale la pena preguntarse: ¿Cómo sería el mundo si la prioridad de cada uno fuera el otro?

Iglesia, es preciso que como pueblo de Dios disfrutemos del éxito que hay en cuidar lo que Dios ama, la plenitud que hay en hacer no solo todo lo que el Señor nos manda, sino además hacerlo realmente para Él, allí está el verdadero gozo, pues no hay lugar para la desilusión, el desánimo o la frustración, solo allí cobra sentido la misericordia ilimitada, la benignidad inigualable, la humildad sorprendente y la mansedumbre incomprensible.

 Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio.  LC

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