Eclesiastés 11:5 NTV “Así como no puedes entender el rumbo que toma el viento ni el misterio de cómo crece un bebecito en el vientre de su madre, tampoco puedes entender cómo actúa Dios, quien hace todas las cosas”
La realidad de la vida del cristiano es muchas veces la falta de comprensión en el actuar de Dios. Hay ciclos que esperamos durante el paso de pruebas o duras circunstancias, donde esperamos Dios obre un milagro, y cuando eso no sucede, nuestras expectativas se convierten en confusión, decepción o incluso enojo, es allí cuando expresamos ¿por qué Dios me falló?
Los mandatos de Dios siempre incluyen fe, así como creer en sus promesas y en la que en lo personal nos ha regalado. Estos no son para entenderlos de inmediato, más bien para obedecerlos primeramente y luego para entenderlos profundamente bajo la dirección del Espíritu Santo.
Si andamos en la búsqueda de la dirección del Espíritu diariamente, podemos esperar y oír todo lo necesario de parte de Dios, porque su Santo Espíritu vive dentro de nosotros y nos habla, debería ser él quien moldea el estilo de vida natural, la vida de cada creyente.
Cuando Dios nos habla, su primer objetivo consiste en que comprendamos la verdad. Él desea que entendamos plenamente lo que dice, cuando a veces la voz de Dios parece poco clara no es porque a Él le falte claridad, se debe a que generalmente hay algo en nuestra vida que nos impide oír su voz.
Dios ve en nosotros, más de lo que podemos ver, solo Él sabe más de lo que sabemos y trabaja de manera que vayamos más allá de nuestro entendimiento, así como lo describe en su Palabra: “Porque mis pensamientos no son sus pensamientos ni sus caminos son mis caminos, dice el SEÑOR. Como son más altos los cielos que la tierra, así mis caminos son más altos que sus caminos, y mis pensamientos más altos que sus pensamientos” (Isaías 55:8-9)
Nuestro Padre, ABBA, pone un sentir en nuestro corazón. Al oír su Palabra debemos obedecer, ya que cada vez que nos sumergimos en las cosas de Dios y que meditamos en sus mandatos, no deberíamos preguntar ¿por qué? Solo debemos hacer lo que nos pide, aunque a veces sus instrucciones nos parecen ilógicas y totalmente contrarias a nuestra razón.
En el calendario de Dios, hay un día y una hora programada para llevar su iglesia con Él, pues viene por aquellos que conforman el Cuerpo de Cristo, tratándose de aquellos que han lavado sus pecados en la sangre del Cordero, reconociendo a Jesús como su único y suficiente Salvador.
¡Iglesia! Sumerjámonos cada día en su presencia para que cambie nuestro corazón y pueda operar la sanidad que necesitamos interiormente. Vivamos en comunión con Dios y dejémoslo obrar a su manera. Jesús fue el mejor ejemplo de oír y obedecer, porque todo lo que hizo y dijo fue siguiendo la voz del Padre, “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Juan 6:38)
Tiempo de Hablar con Dios: Padre Amado, mi corazón se doblega ante tu presencia, arrepentido de todo pecado, me maravillo de tu grandeza y de cuán perfecto eres. Espero tu pronto regreso, el regreso de Cristo, y mientras eso llega, sigo viviendo en obediencia, santidad e integridad para Ti mi Señor. ¡AMÉN!
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (JCRR)
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