El Verdadero Significado de Generosidad
Mateo 6:1-2 RVR1960: «Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa
 
Jesús nos enseña a no buscar el elogio humano mediante nuestras obras justas, sino a confiar en que Dios nos recompensará. La acción de los discípulos debe ser escondida, no para reconocimiento público, sino para la gloria de Dios. Como discípulos, debemos “continuar siguiendo a Jesús, mirar hacia él que va delante de nosotros, y no a nosotros mismos y lo que estamos haciendo”. La justicia de los discípulos se oculta incluso de ellos mismos.

En este pasaje, Jesús nos llama a examinar nuestras motivaciones. La limosna, que es un acto de caridad y bondad, debe hacerse con humildad y discreción. Jesús nos enseña que no debemos tocar trompeta delante de otros, es decir, no debemos buscar ser reconocidos por nuestras buenas obras. Aquellos que lo hacen, ya han recibido su recompensa en forma de reconocimiento humano, pero no recibirán la recompensa celestial.

Dios ve el corazón y nuestras intenciones. Él se complace cuando nuestras acciones surgen de un espíritu de amor genuino y humildad, no de un deseo de ser vistos y alabados por los demás. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestras propias acciones y a buscar servir a Dios y a los demás de manera auténtica y sincera.

Cuando era niño, en las misas de inicios del tiempo de la cuaresma en mi tierra Valencia Córdoba, siempre el sacerdote citaba Mateo 6:2. Pero luego, en sus anuncios del final de la eucaristía, listaba a todas las personas importantes y prestantes del pueblo que donaban generosamente para los fines de la parroquia. Yo en mi cabeza me decía: «¿Pero luego no era que no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha?» Jesús advierte que los que obran piadosamente para ser vistos por otros solo pueden esperar ser pagados por parte de su audiencia pública. Ya que buscan reconocimiento humano, tendrán que contentarse con él.

Luego entendí que no siempre es así. Esto no significa que los que reciben reconocimiento humano nunca han de esperar recompensa de Dios. Muchos cristianos solo han buscado servirle a Dios, pero se han hecho famosos por sus obras desinteresadas. El problema no está en recibir reconocimiento humano, sino en buscarlo. Esto para mí siempre fue muy difícil de entender, ya que creía que todo lo material que adquiría con los años era el producto de mi esfuerzo y capacidad individual; por lo tanto, cada uno debía luchar por tener lo suyo.

Pero el camino de la fe me ha enseñado, luego de caminar hasta en círculos por el desierto y pasar por al menos 10 molinos de mi amiga y pastora Lorena, que la bendición material llega por la infinita bondad de nuestro Señor Jesús y que dicha bendición sobreabunda de formas nunca vistas cuando nuestro corazón está preparado para entregar de manera desinteresada, porque Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9:7). Yo mismo he sido testigo en mi vida de que cuando he dejado los asuntos de la economía en las formas y en las manos de Dios, he recibido su amorosa respuesta siempre.

Recientemente, decidí dejar mi país y venir al extranjero a hacer equipo con mi esposa en la búsqueda de nuestros sueños. Mi corazón humano siempre sintió el temor de dejar todo lo bueno que me pasaba en mi hogar y mi entorno para emprender esta nueva etapa, que con mi esposa decidimos llamar «pasos de fe». La respuesta del Señor ha sido sobrenatural; rápidamente todo se ha puesto a mi favor. Ya tengo un empleo, incluso mejor que el que tenía en mi país y todas esas noticias tristes desde lo económico que llegaban desde estas tierras no han afectado la provisión de mi hogar. Dios ha sido muy bueno.

Señor, te pedimos que nos ayudes a actuar con humildad y sinceridad en todas nuestras acciones. Que busquemos tu aprobación y no la de los hombres. Purifica nuestras intenciones y guíanos para que nuestras obras sean una verdadera expresión de tu amor en nosotros. Amén.

Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (LFSR)

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