Mateo 4:5-7 RVR95: “Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso sobre el pináculo del templo y le dijo: -Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, pues escrito está: “A sus ángeles mandará acerca de ti”, y “En sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.”
Nuestro Campeón, El Señor Jesucristo, es tentado una segunda vez por el diablo y ya no con un ataque directo a su condición humana, en cuanto a una necesidad física como comer luego de cuarenta días de ayuno, para distraerle de la presencia del Padre, ahora el diablo utilizó otro tipo de distracción: el deseo de figurar o sobresalir.
El hecho de subirse en una parte alta llamaría la atención de la gente, de todos los que estuvieran por allí, quienes estarían a la expectativa de si Jesús, hasta ese momento un hombre no muy conocido porque aún no había iniciado su ministerio, se lanzaría o no hacía el vacío, y claro si aparecían ángeles para sostenerlo, eso sería un tremendo show mediático.
En esta oportunidad el diablo fue astuto, intentando usar la misma palabra de Dios para tratar de convencer a Jesús de hacer la voluntad del maligno. Jesús había usado la palabra para refutar al enemigo, ahora el diablo quiso usarla para confundir a Jesús.
El Señor la tenía clara, su propósito no era hacer un show mediático, ni sobresalir por lucimiento propio, su prioridad y misión en la tierra era salvar lo que se había perdido, rescatar a la humanidad del flagelo del pecado, restaurar la relación del ser humano con Dios, y por eso Jesús no se dejó confundir por el enemigo, aun cuando éste usó la palabra de Dios, sino que más bien, Jesús mantuvo su enfoque sobre su prioridad: ser el salvador de la humanidad.
Si nosotros nos enfocamos en el propósito que Dios nos ha dado, si nuestra mirada está en El Señor y las cosas de arriba, en buscar su reino y su justicia, haciendo tesoros en el cielo; entonces sabremos cuál es nuestra prioridad, y aun si la tentación viene con argumentos aparentemente buenos, nosotros podremos como Jesús, hacer el uso adecuado de la palabra de Dios para mantenernos firmes en El Señor.
La táctica del enemigo será la misma de hace siglos: la distracción, pero no perdamos el enfoque, no nos olvidemos que nuestra prioridad que es El Señor, Él honra a quienes le honran y se deja encontrar por los que con el corazón le buscan. La mirada puesta en El Señor nos llevará a entender el propósito de Dios para la vida de tal forma que podamos elegir sabiamente las prioridades y no dejar que el enemigo nos engañe.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (JENM)
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