En las Horas más Oscuras
Proverbios 3:1-2 PDT: “Hijo mío, no olvides mis enseñanzas; y ten en mente mis mandamientos, porque alargarán tu existencia y te darán años de vida y paz.”
 
A nivel mundial estamos pasando por momentos de intensa oscuridad y como pueblo de Dios no estamos exentos de experimentarla. Tiempos de escasez, de trabajar más duro para poder conseguir algo, tiempos de cansancio, de pesadez, de soledad, de ansiedad y depresión, son el campo de batalla diario de cada creyente; atravesarlos sabiamente con una política de fe y de vida en la que predomine la palabra de Dios, se convierte en un gran reto.

Una serie que me gusta mucho tiene por título “Las horas más oscuras”. Durante su desenlace se describe uno de los momentos decisivos de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Gran Bretaña parecía que iba a rendirse frente a Hitler, pero el coraje de un demócrata convencido le dio un giro a los acontecimientos, Winston Churchill en 1950 dijo lo siguiente: “mi política es hacer la guerra en el mar, en la tierra, en el aire, hacerla con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra energía, que Dios aumentará. Hacerla contra una monstruosa tiranía nunca superada en el sombrío y lamentable catálogo de los crímenes humanos, esa es mi política”.

La invitación de Dios para nosotros hoy es a tener un momento decisivo en esta batalla y preguntarnos si aun en las horas más oscuras realmente podemos hacer de la palabra de Dios nuestra realidad, si esa es nuestra política de vida. Recientemente experimenté un mes con mis horas más oscuras. Podría decir que pasé casi 20 de los 31 días de un mes en total oscuridad en todas las áreas de mi vida, a punto de terminar un mes en el que mi política de vida se vio vencida y algo tan básico como no olvidarme de sus enseñanzas, parecía ahogarse y dejarse vencer por el estupor; ¿has pasado o estás pasando por algo similar, te sientes en tu hora más oscura?

El contexto de la serie es de guerra, porque las horas más oscuras son un tiempo de guerra. Orar cuesta, pareciera existir un abismo entre Dios y nosotros, estamos rodeados de muchas personas, pero nos sentimos inmensamente solos, recibimos la palabra, la creemos, pero el estupor nos impide actuar, cada día pasa sin tener una nueva esperanza, la monotonía alrededor parece ahogar la fe y no hay palabra que sea suficiente, porque en el interior no hay más fuerza.
 
En los momentos más oscuros de nuestra vida, necesitamos tomar una decisión para darle un giro a los acontecimientos, o retrocedemos o avanzamos y eso nadie puede hacerlo por nosotros. Si el proverbio de hoy nos dice “no olvides”, es porque esas circunstancias pueden sobrepasarnos y sí, se nos olvida lo que Dios nos ha dicho. El salmista dijo “alma mía bendice al Señor”, dio una orden para un alma que estaba decaída; dale herramientas a tu espíritu para vencer lo que el cuerpo y el alma no quieren hacer. Necesitamos tener en nuestra mente SU PALABRA, para recordar que Dios multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna, cuyo poder se perfecciona en nuestra debilidad, perseverar en su palabra se convierten en un botín que necesito recuperar para ver cumplido lo que dice el proverbio “ten en mente mis mandamientos, porque alargarán tu existencia y te darán años de vida y paz.”

Quizás esta no sea la primera y vengan horas aún más oscuras, eso no lo sabemos, lo que sí sabemos es que necesitamos estar preparados para dar la batalla y vencer la más densa oscuridad.

Mi política Señor, es hacer de tu palabra una verdad, no sólo en los días soleados, no sólo bajo la lluvia, no sólo cuando arrecia la tormenta, sino también hacerla mi vida y verdad en las horas más oscuras, cuando no veo nada, cuando no me invade el temor y la ansiedad, cuando no puedo verte y lo único que hay a mi alrededor es oscuridad, en esa guerra contra todo Señor, quiero vencer con tu fuerza, quiero tener en mi mente sólo una cosa, tus palabras para mí, amén.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (KM)

Leave a Reply

Your email address will not be published.