“Juicio y justicia he hecho; ¡no me abandones a mis opresores! Afianza a tu siervo para bien; no permitas que los soberbios me opriman. Mis ojos desfallecen por tu salvación y por la palabra de tu justicia. Haz con tu siervo según tu misericordia, y enséñame tus estatutos. Tu siervo soy yo, dame entendimiento para conocer tus testimonios. Tiempo es de actuar, Jehová, porque han invalidado tu ley. Por eso he amado tus mandamientos más que oro muy puro. Por eso he estimado rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, y he aborrecido todo camino de mentira.” (Salmo 119:121-128 RVR95)
Mientras avanzamos en el camino con Dios una de las principales preguntas que deberíamos hacernos es ¿EN QUÉ CREEMOS? ¿Creemos que la Biblia es la palabra de Dios y que es verdad todo lo que ella nos dice? O, ¿creemos dependiendo del momento en nuestra vida? ¿Creemos que la palabra es la mejor guía de vida para un cristiano o que está desactualizada y se debería amoldar a las realidades actuales?
El diablo quiere que pensemos que Dios se equivocó en algunos aspectos de Su palabra, porque nos quiere hacer pensar que lo bueno es malo y que lo que sabemos que es malo hoy, debemos verlo como bueno, afectando así matrimonios, familias, juventudes y vidas. El enemigo quiere que pensemos en nuestros derechos por encima de nuestro propósito en Dios, en la satisfacción personal por encima de agradarle, en que todo es inocente si no afecta a nadie, cuando en realidad las verdades del mundo nos alejan, sin que nos demos cuenta, de los preceptos de la palabra de Dios. Que una mentira sea creída y seguida por multitudes no la hace una verdad, sigue siendo una mentira.
Dios, en su sabiduría se tomó el trabajo de dejarlo todo escrito, cómo funciona el matrimonio, como educar a los hijos, las finanzas, la sexualidad, la amistad… hasta lo que nos traería gozo y lo que nos esclavizaría y no lo hizo por capricho, lo hizo porque, Él que todo lo sabe, tenía claro que en un futuro nos iban a querer convencer de que sus preceptos están pasados de moda y que las mentiras del mundo traerían libertad, cuando lo que realmente hacen es volvernos presos de apariencias, de éxitos maquillados que se convierten en cárceles con muros de división entre nuestro corazón y la plenitud del Padre.
“Tu siervo soy yo, dame entendimiento para conocer tus testimonios…”
Dios sabía que los tiempos iban a ser complicados, que se levantarían conceptos de todo tipo prometiendo felicidad, el poder del yo y que ya no hablaríamos del deber ser sino del dejar ser. Sabía que se levantarían sabios a argumentar porqué su verdad no es la única, Sabía que se iba a tener que enfrentar con la soberbia de los seres humanos que en su egolatría no iban a querer reconocer que Él, que es la fuente de la sabiduría ya nos dijo como vivir y nosotros nos empeñamos en ignorarlo.
Hoy la invitación es a destruir las armas que hemos creado en nuestro interior argumentando que la palabra de Dios no es algo aplicable a nuestra vida. Lo único que traerá una satisfacción real será lo que se acerque a aquel propósito creado por nuestro Padre para cada uno y que lleva nuestro nombre, este nos traerá la plenitud que deseamos cuando logremos amoldar cada aspecto de nuestra vida a su voluntad y al final estar vacíos de mentiras y llenos de Él.
“…Por eso he amado tus mandamientos más que oro muy puro. Por eso he estimado rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, y he aborrecido todo camino de mentira.”
GV – Casa de Refugio
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