En los últimos meses he estado meditando en la amistad según la biblia y el ejemplo de Jesús, entre cada uno de los relacionamientos de nuestro salvador con su familia, los apóstoles y, por ejemplo, su amigo Lázaro; solo puedo ver el cumplimiento de este versículo:
Hebreos 10:24 RVR1960: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.”
Por lo que, haciendo una introspección muy personal, entendí que las amistades que había cultivado por muchos años carecían de estas características tan importantes: el amor y la bondad.
Empecé a preguntarme entonces: ¿en qué se basaban mis amistades en realidad?; y llegue a la importante conclusión que, aunque creo en Cristo desde los 17 años, el fundamento de mis amistades estaba basadas en los parámetros del mundo. ¿Saben porque me di cuenta de eso? Porque mi corazón no sabía amar sin esperar nada, por la dificultad para perdonar; porque entendí que el amor no era genuino y porque muchos de los consejos definitivamente no estaban de acuerdo con lo que Dios indica en sus mandamientos.
No les puedo negar que me entristeció mucho y acto seguido, empecé a orar porque me permitiera empezar de cero frente a tener amistades según los mandamientos de Dios y tiene todo que ver con lo que dice esta palabra.
Debido a esto, entendí que era vital para este nuevo comienzo moverme y pelear por los principios inamovibles del amor, la bondad y el perdón; porque si no lo hacía así, lo más probable es que no sobrevivan a una prueba o un embate de este mundo.
Por tanto, quisiera que cada uno de nosotros nos hiciéramos esa pregunta: ¿en qué se basan nuestras amistades en los preceptos de Cristo o las del mundo?
La verdad a esa respuesta solo la tiene el Espíritu Santo de Dios para cada uno de nosotros. Por lo que oro a Dios para que cada una de los amigos que tengamos estén basados en el amor y la bondad en Cristo; y también que el perdón reine siempre. En el nombre de Jesús. Amén.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (TAS)
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