“…Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.” (Hechos 14:22b RVR1960)
Mientras Lucas escribía este versículo que pareciera no traer mucha esperanza a nosotros, Pablo y Bernabé habían pasado uno de los momentos más dolorosos en su camino como enviados de Dios. Si usted se detiene a leer estos capítulos verá que era prueba tras prueba lo que estos maravillosos hombres vivieron, PERO el nombre de Jesús era exaltado siempre y con mayor ahínco cada día donde iban, porque muchos se levantaban a creer en el sacrificio de Jesús en la cruz. El libro de Hechos demuestra que el camino de los apóstoles y creyentes en la iglesia primitiva fue muy doloroso en todo sentido; este mismo libro nos demuestra que NUNCA se detuvieron y su amor no se apagó.
¿Hemos recibido palabras que aún no vemos la forma de ser manifestadas? ¿Vemos como si los caminos se cerraran en nuestro andar? ¿Cómo Pablo y Bernabé se siente apedreado por quienes más ama? ¿Ha perdido tal vez las expectativas en el futuro? ¿Cree que eso que Dios habló tal vez ya no se cumplirá? Pues si usted tiene más de dos respuestas afirmativas a estas preguntas debo decirle que está atravesando el camino que lleva al cumplimiento.
Si revisamos la historia de los hijos de Dios podemos identificar cómo fue ese camino para llegar hasta donde Dios prometió, solo daré un par de ejemplos para que dejemos de sentirnos los llaneros solitarios en el camino de Dios, pues tenemos al inolvidable Jonás, a Abraham mientras caminaba a Canaán o recordemos al bello José quien visito una cárcel antes de ser Gobernador de Egipto.
Esto que sentimos cada uno de nosotros no pasa desapercibido por Dios, es el camino que cumple el objetivo de fortalecernos para así llegar al cumplimiento de lo que Dios habló; un camino de limpieza, despojo, pruebas, en algunos momentos traiciones, soledades y hasta escasez. Hoy quiero decirte lo mismo que recibí de una de mis madres espirituales y que sé que era palabra de Dios: “NO estas pasando nada que un hijo de Dios no deba pasar”.
Amar el proceso y el camino es otra prueba, aceptar el camino que se ha dispuesto delante de nuestros ojos es un milagro que oro para ti y para mí. Oro ante el trono de mi Padre para que, así como Jesús mientras caminaba a la cruz con tanto dolor, lo cual no es comparable con lo que vivimos, nosotros igual que él podamos mantener la mirada fija en lo dicho por Dios.
Le pido a mi Padre amoroso que podamos resistir las pruebas que sentimos interminables y que a veces ya no sabemos cómo librar. ¡Se lo pido en el nombre de nuestro amado Jesús, AMEN!
TASR – Casa de Refugio
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