Es por su Gracia y Misericordia
Salmos 130:1-8 RVR1960: “De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo. Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica. JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado. Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana. Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él; y él redimirá a Israel de todos sus pecados”.
 
En medio de este Salmo vemos un clamor, dice la palabra “desde lo profundo” para que sea escuchada la oración como una súplica de perdón, el cántico en medio del dolor por el pecado cometido, algo que debe ser también nuestro anhelo, correr a la presencia de Dios en medio de nuestro dolor por el pecado y no deleitarnos en medio de este. Esta casa que somos nosotros, donde habita el Espíritu de Dios (1Corintios 3:16), es carne y tendremos que batallar a diario con ella hasta que el Señor nos transforme, como lo dice su palabra, pero hay una gran diferencia entre esperar en su palabra y pecar y pecar desmedidamente, lo que es finalmente, no guardar su palabra; la diferencia entre el primer caso y el segundo, es que con el primero, voy a correr a su presencia para pronto auxilio porque le amo, me duele contristarle y necesito su perdón a diario para habitar en medio de su presencia, en la segunda, llega un punto donde voy a dejar de correr a su presencia, y poco a poco dejará de doler el contristarle, porque se cauteriza el corazón con el pecado desmedido.

Somos bendecidos por esta obra maravillosa de nuestro Señor Jesucristo en la cruz, por la cual, estamos en la dispensación de la gracia, donde Dios nos ve a través de su preciosa sangre y su misericordia es nueva cada mañana (Lamentaciones 3:22-23).

Amada iglesia el Señor una vez más con amor, nos invita a guardar su palabra para ser edificados en la Roca que es Cristo, nos invita a cuidar de su templo que somos nosotros, donde habita la presencia de su Espíritu Santo y nos invita a no contristarle, porque somos llamados a ser santos, porque Él es Santo.

Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” (1 Pedro 1:14-16 RVR1960)
 
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MO)
 #MimetaesConstruir

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