Una de las cosas que aprendemos durante la vida es que naturalmente todos los excesos son malos y no son recomendables porque generalmente, inclusive tratándose de cosas que aparentemente son buenas o saludables, su exceso puede desembocar en consecuencias graves para la vida, por ejemplo, las vitaminas son buenas para el organismo, pero tomarlas en exceso puede traer trastornos para el cuerpo al punto de producir enfermedades.
Aunque la biblia nos enseña que debemos llevar una vida con moderación también nos muestra que hay 3 excesos permitidos para el creyente porque son un puente con la presencia de Dios, son ACCIONES concretas y precisas, no PENSAMIENTOS, por tanto, requieren de un accionar, de una actividad de nuestra parte que nos lleva al enriquecimiento de la fe y la madurez en Cristo. Hoy veremos el primer exceso permitido en un concreto mensaje del apóstol Pablo a los creyentes en Tesalónica:
“Orad sin cesar” (1ra Tesalonicenses 5:17 RVR1960)
Si, la oración es uno de nuestros excesos permitidos. En varias ocasiones Pablo nos enseña que debemos perseverar en la oración, es decir, en nuestro diálogo con el Señor. Efesios 6:18 nos dice: “orando EN TODO TIEMPO con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda PERSEVERANCIA y súplica por todos los santos.”; la versión TLA nos lo dice de la siguiente forma: “No se olviden de orar. Y siempre que oren a Dios, dejen que los dirija el Espíritu Santo. Manténganse en esta alerta, y no se den por vencidos. En sus oraciones, pidan siempre por todos los que forman parte del pueblo de Dios.”
La oración es una forma de comunicarnos con Dios y en esto podemos ser ¡los más extravagantes! Recordemos que entramos en la atmósfera del gobierno del Señor cada vez que oramos, esto hace parte de nuestro sacerdocio, ORAR junto con Jesús dirigidos por el Espíritu Santo.
La biblia tiene cerca de 650 oraciones y nos muestra alrededor de 450 respuestas a la oración. En los evangelios vemos a Jesús orando en 25 ocasiones diferentes durante su ministerio y Pablo menciona la oración aproximadamente 41 veces en sus cartas.
No nos cansemos de hablar con el Padre, recuerda, no son pensamientos son acciones, es disponernos para literalmente hablar con Él, diariamente, aun cuando hay cansancio, cuando hay dolor, cuando necesitamos un porqué, cuando no hay ganas inclusive, podemos decirle al Espíritu Santo, ¡ayúdame! No tengo ganas de orar, esto me cuesta, qué hago y desahogarnos con él, ¡ahí ya estamos orando! porque no se trata de un recital de palabras bonitas, no se trata de la lectura de una lista de necesidades, se trata de conquistar, de vencer nuestro ego, nuestros enemigos que son: la mente, el mundo, Satanás y sus huestes.
La pregunta de hoy es, ¿ya oraste?, ¿ya hablaste con el Padre hoy?
Iglesia, que sobreabundemos en oración, hay mucho de qué hablar con Dios, Su palabra dice que Él nos responderá, no nos dejará hablando solos, esa línea directa con él no se congestiona, nunca se cae y es gratuita. Vivir en el exceso de la oración nos permite vivir en plenitud bajo cualquier circunstancia.
“Llámame y te responderé. Te haré conocer cosas maravillosas y misteriosas que nunca has conocido.” (Jeremías 33:3 TLA)
Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (KMR)
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