“Felices son los íntegros, los que siguen las enseñanzas del Señor. Felices son los que obedecen sus leyes y lo buscan con todo el corazón. No negocian con el mal y andan solo en caminos del Señor. Nos has ordenado que cumplamos cuidadosamente tus mandamientos. ¡Oh, cuánto deseo que mis acciones sean un vivo reflejo de tus decretos! Entonces no tendré vergüenza cuando compare mi vida con tus mandatos. A medida que aprende tus justas ordenanzas, te daré las gracias viviendo como debo hacerlo. Obedeceré tus decretos; ¡por favor, no te des por vencido conmigo!” (Salmos 119:1-8 NTV)
Felicidad es una palabra que anhelamos sea una constante en todos los aspectos de la vida. El autor de este glorioso salmo tenía claro cuál era el camino para alcanzarla: vivir la Palabra de Dios.
A diferencia de las posturas humanistas y la visión consumista de la vida, la Biblia nos enseña qué clase de cosas nos llenan de felicidad, que más que un estado de ánimo es una actitud que debemos adoptar no por las circunstancias que nos rodeen sino porque a pesar de ellas, nuestra esperanza viene de Dios, por tanto, nuestra felicidad no se determina por las luchas sino por el destino futuro que Cristo ha trazado para nosotros.
“Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33 NTV)
Felices son:
- Lo íntegros; la RAE nos dice que es alguien “que no carece de ninguna de sus partes” y aunque en el hebreo se comparte este significado primario, bíblicamente hablando, también podemos agregar que es alguien que conserva enteros sus principios, que no ha sido tocado o influenciado por el mal. Estamos completos en Cristo y Su obra, en El tenemos todo lo necesario para vencer y mantenernos irreprensibles (1 Corintios 1:8).
- Los que siguen las enseñanzas del Señor, y cómo conocemos sus enseñanzas si no es a través de su estudio. Aunque Dios usa distintas experiencias de la vida para enseñarnos preceptos importantes, NADA está por encima de Su Palabra, por tanto, ¿eso que aprendiste está acorde con los principios bíblicos? Entonces, ¡sigue sus enseñanzas!
- Los que obedecen sus leyes; “los que guardan sus testimonios” (RVR95); una vez más vemos el secreto de una vida en victoria: Obedecer Su Palabra, por encima de todo concepto o consejo humano.
- Los que lo buscan de todo corazón, “Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” (Jeremías 29:13 RVR95), la única mirada que tiene la capacidad de ver el interior y las motivaciones humanas es la de Jesús, aquí no se trata de privilegiados, consentidos ni preferidos, se trata de buscarle y hacerlo con sinceridad y de corazón, el resultado: ¡vamos a hallarle!
Nadie puede decir que es un camino fácil, pero no imposible. La voluntad de Dios es que seamos bienaventurados o muy felices, por eso dice: “Nos has ordenado que cumplamos cuidadosamente tus mandamientos…” Nuestro modelo o punto de partida para conocer la felicidad, no está en compararnos con otros, está “cuando compare mi vida con tus mandatos”. Oremos porque cuidadosamente, en todas las áreas de nuestra vida busquemos Su respuesta a través de la Palabra de Dios y digamos: “¡cuánto deseo que mis acciones sean un vivo reflejo de tus decretos!” Entonces, seremos felices, como Él lo quiere.
KMR – Casa de Refugio
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