Hace unos meses tuvimos una serie de devocionales sobre la Unidad, claramente la dirección de nuestro Señor Jesucristo continua en ese mismo fluir, pues la firmeza del pueblo del pueblo de Dios, depende directamente de la Unidad; Recordemos que su significado de acuerdo al Diccionario de la Lengua Española es: “la propiedad que tienen las cosas de no poder dividirse ni fragmentarse, sin alterarse o destruirse” lo que nos permite distinguir claramente que la unión es la: NO división, la NO fragmentación; acciones que en últimas alteran y destruyen.
Estamos viviendo a nivel mundial tiempos confusos, momentos donde todo el mundo y cada cual pretendiese tener la razón; una época dónde lo bueno pareciese ser malo y lo malo pareciese ser bueno, estamos viviendo separación a todo nivel: entre padres e hijos, entre abuelos y nietos; separación entre hermanos, vecinos; entre amigos y compadres y la lista continua. Al día de hoy innumerables temas vienen a ser motivo de disensión en la casa de Dios, el maligno hace uso de su ataque más efectivo: el ataque interno, “Divide y vencerás”, pues bien lo dice Santiago 3-16 NTV “donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad” y sabemos quenuestro Dios de orden no habita en la anarquía y mucho menos en las tinieblas, provocando un pueblo sin fuerza, sin poder, sin la capacidad de sostenerse firme en medio de las adversidades del mundo.
Amados, nuestro Dios con sus hilos de Amor sutura lo que el odio insiste en fragmentar, Él está promoviendo la sanidad de los corazones, para que alcancemos la Unidad entre hermanos que nos permita llevar a cabo su propósito en la tierra, cuando en 1 Corintios 1:10 NVIse dice: “Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito” se evidencia que sin Unidad no se alcanza la misión, se precisa dejar atrás las ambiciones y pretensiones individuales para entender que el bienestar de uno es el bienestar de todos, que la familiaridad va más allá de aquellos que comparten un lazo de sangre; que la herencia que tenemos en Dios es realmente una bendición que nos compete a todos, como lo podemos observar en Hechos 4:32 DHH “Todos los creyentes, que eran muchos, pensaban y sentían de la misma manera. Ninguno decía que sus cosas fueran solamente suyas, sino que eran de todos” así es iglesia, en la voluntad de Dios lo que tienes, es en realidad ¡DE TODOS!
Solo esta concepción de “uno solo”, nos permitirá vencer la batalla, de nuestra determinación a cambiar el resentimiento por Perdón, Amor y Servicio, dependerá nuestra victoria como siervos de Dios, 1 Corintios 15:58 DHH “Por lo tanto, mis queridos hermanos, sigan firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor; porque ustedes saben que no es en vano el trabajo que hacen en unión con el Señor” Firmes y constantes en su Amor para maravillarnos y gozarnos, pues tal como lo dice el Salmo 133:1 NTV “¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía!”
Señor Jesucristo, te rogamos que mantengas tus hilos del Amor inamovibles en nuestras vidas, que sean estos los que mantengan en unidad nuestros corazones, no permitas que nada ni nadie rompa los lazos que nos unen contigo Rey y con nuestros hermanos, permite que a pesar de nuestras diferencias fluyamos como la familia que somos, en trabajo y servicio para tu Reino.
Devocionales Refúgiate en su Palabra – Casa de Refugio (FJCG)
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