Salmos 119:89-96 TLA: “Dios mío, tú eres eterno y siempre fiel. Mientras el cielo y la tierra existan, tu palabra permanecerá; ¡todo lo creado está a tu servicio! Si tu palabra no me hiciera tan feliz, ¡ya me hubiera muerto de tristeza! Jamás me olvido de tu palabra, pues ella me da vida. ¡Sálvame, pues soy tuyo y busco cumplir tus mandamientos! Hay malvados que quieren matarme, pero yo quiero entender tus enseñanzas. Todo en este mundo acabará; ¡solo tu palabra no tiene fin!”
Cada vez escuchamos hablar más de la necesidad de implementar como recurso para el planeta las energías renovables; porque al contrario de las fuentes tradicionales de energía como el petróleo, el carbón y el gas natural, cuyas reservas son finitas, estas son energías limpias, tienen la misma disponibilidad que el sol donde tienen su origen y se adaptan a los ciclos naturales, por eso se pueden regenerar naturalmente y por tanto son inagotables, la apuesta de algunos países para garantizar los recursos a las nuevas generaciones.
Así como los seres humanos necesitamos de la energía para tener mayor calidad de vida, el creyente requiere de un recurso indispensable para subsistir, del cual pueda alimentarse diariamente sin que sea consumido por su uso, esa fuente es la palabra de Dios. Quizás suene extraño pensar en las escrituras como una FUENTE INAGOTABLE, dado que sabemos cuántos libros la componen de principio a fin y tenemos certeza de cuándo se escribió el primer y el último libro, pero por cuanto es un RECURSO DIVINO cuyo origen viene de la boca de Dios, así como las energías renovables se surten del sol, podemos pensar en la biblia como una fuente que provee de calidad de vida espiritual al creyente.
El Señor nos enseña que Su palabra es una fuente inagotable de GOZO. ¿cuántas veces en la vida necesitamos y necesitaremos ser recargados de gozo? El salmista entendió y vivió bajo este principio, porque “Mientras el cielo y la tierra existan, tu palabra permanecerá”, él entendió que podía acudir cuántas veces fuera necesario a la palabra de Dios y ahí estaría, cada vez que despertaba y podía mirar al cielo y verlo ahí, sabía que también la palabra de Dios estaría ahí para levantarlo. Cuando estamos afligidos los días parecen ser más largos porque nuestros pensamientos están centrados en el dolor y se nos olvida que, el cielo que vemos nos recuerda que ahí también está Su palabra, el regalo del Rey para nosotros.
Cuando los días son duros y tristes, en lo primero que debemos esforzarnos es en buscarla voz de Dios en Su palabra y beber de esta fuente de gozo, sin importar las veces que los hagamos, ¡jamás se agotará! Podemos disfrutarla hasta ser saciados: “Si tu palabra no me hiciera tan feliz, ¡ya me hubiera muerto de tristeza!” Pareciera una exageración, pero en el libro de proverbios leemos que el espíritu triste seca los huesos, una vida que no encuentra gozo poco a poco se va apagando.
Como lo aprendimos hoy, hay otras fuentes de gozo, así como hay otras fuentes de energía, sólo que se alimentan de lo perecedero, por eso no son puras y tarde o temprano se agotarán, pero sólo la fuente inagotable de gozo que nos da la palabra, como las energías renovables se alimentan del sol, esta viene directamente del aliento de Dios, ese que da vida, ese que no se acaba porque viene del Eterno Dios. Ese que nos ayuda a entender que nuestro gozo no depende de lo material o de lo mortal, sino que hemos sido vestidos de él por la gracia de Jesucristo, y nada nos podrá robar Su precioso regalo.
“Tus testimonios he tomado como herencia para siempre, porque son el gozo de mi corazón.” (Salmos 119:111 NBLA)
“Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del redil, y no haya vacas en los establos, CON TODO YO ME ALEGRARÉ EN EL SEÑOR…” (Habacuc 3:17-18ª NBLA)
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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