Salmos 145:1-4 RVR95: “Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré y alabaré tu nombre eternamente y para siempre. Grande es Jehová y digno de suprema alabanza; su grandeza es insondable. Generación a generación celebrará tus obras y anunciará tus poderosos hechos.”
Damos inicio a un maravilloso mes, en el que no sólo tenemos la promesa de Dios frente al florecimiento de cosas nuevas para nuestra vida, sino que también celebramos el mes de la Biblia según la Sociedad Bíblica Colombiana, en honor a la reforma impulsada por Martín Lutero el 31 de octubre de 1517. Por esto, queremos exaltar la Palabra de Dios, porque gracias a ella nos acercamos a Él, le conocemos, entendemos nuestro propósito en la vida y tenemos la luz que alumbra nuestro andar en las densas tinieblas de este mundo.
Entonces, empecemos este hermoso recorrido para enamorarnos más de la palabra del Dios Vivo, meditando en una característica muy especial: la PALABRA DE DIOS ES ATEMPORAL; es decir, la Palabra de Dios nunca pierde su vigencia, no está atada a las leyes del tiempo, sino que va más allá de este. Aunque ella misma nos puede situar en un pasado, presente y en un futuro, esto solamente es el reflejo de la visión eterna de Su Autor, El Espíritu Santo, puesto que su misión es ayudarnos a experimentar a través de los relatos escritos durante más de 1.000 años, como una historia unificada, que nos guía hacía la fuente de toda vida: JESUCRISTO, en quien se cumplen todas las promesas del Antiguo Testamento y en quien estamos llamados a esperar su gloriosa venida para erradicar definitivamente, la maldad de la tierra.
El salmo 145 es el último atribuido a David en la colección de salmos. Como digno representante de un hombre conforme al corazón de Dios, que le ha seguido y amado con todas sus fuerzas, resume todo lo que ha aprendido en su vida acerca de su Rey con una extraordinaria alabanza que nos revela un poco de este carácter atemporal de las escrituras: “Generación a generación celebrará tus obras y anunciará tus poderosos hechos.”
Si nos reuniéramos con todos nuestros amigos y hermanos cercanos en Cristo para hablar de las cosas maravillosas que Dios ha hecho con cada uno de nosotros, vamos a encontrar que detrás de cada historia, de cada proceso, hay una promesa de las escrituras que creímos, de la cual nos apropiamos, sobre la cual oramos y que en tiempos de dificultad y espera nos sostuvo para finalmente alcanzar la victoria. Sin importar los rangos de edad, sin excepción, un creyente que tiene su fe en el Señor, que tiene intimidad y una relación fuerte cimentada en Su palabra, ha vivido este proceso.
La palabra de Dios es viva, por eso desde Abraham y su descendencia, hasta nuestros días, generación a generación seguimos bebiendo de la fuente de vida que es la palabra, damos de beber a las nuevas generaciones de ella y así seguirá el legado, porque no podemos contar sus días, no podemos decir que llegará a su fin, que ha pasado de moda, que ya sus preceptos no están vigentes porque la sociedad ha “evolucionado”, aunque parece todo lo contrario. Desde que iniciamos en el camino con Cristo, hoy y mañana y hasta la eternidad, seguiremos bebiendo de este manantial de vida, año tras año vamos a encontrar algo diferente, justo el mensaje que necesitamos para el proceso que estamos viviendo, por eso, aunque pasemos por el mismo pasaje, vamos a encontrar un mensaje diferente y cada vez más profundo.
Porque el mensaje de vida que es Cristo, es necesario para toda la humanidad y para todas las generaciones, por eso jamás perderá vigencia y por eso jamás estará sujeto a las leyes del tiempo, sino que permanecerá para siempre.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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