Gratitud por la Liberación
Salmos 107:15-16 NTV: Que alaben al Señor por su gran amor y por las obras maravillosas que ha hecho a favor de ellos. 16 Pues rompió las puertas de bronce de su prisión; partió en dos los barrotes de hierro.”

El salmo 107 expresa a través de todas sus líneas que el amor de Dios es inamovible, poderoso, inmutable y no hay nada que lo pueda vencer; por supuesto él nos libera de la enfermedad porque todo lo que él hizo es bueno; sin embargo, aun en nuestra época es muy polémico hablar de los padecimientos físicos, de hecho en muchas ocasiones me sorprendo a mí misma pensando como los fariseos y atribuyéndole a Dios la enfermedad, como una manera de castigarnos por algo que hicimos o que hicieron nuestros padres o peor aún, pensando que no fue justo que a un amigo, a un familiar que amamos o aun a nosotros mismos nos perturbe el aguijón de la enfermedad, cuando llevamos una vida entregada a Él.

El Señor en su misericordia se tomó el tiempo de explicarnos la verdad y dejarla escrita, por eso en Juan 9 nuestro Dios nos recuerda que algunos padecimientos llegan para que el poder de Dios nos sane, para que veamos poderosos milagros de sanación en otros hermanos en la fe y “alabemos al Señor por su gran amor y por sus obras maravillosas.”

Pero las enfermedades también ocurren por otras razones, la primera es porque la muerte es una realidad y debemos dejar nuestro cuerpo físico para poder estar con el Señor, la segunda razón es para hacernos cambiar y subir de nivel espiritual, muchas personas después de padecer una enfermedad, son avivados por el Espíritu Santo y sienten la necesidad de ayudar, convirtiéndose incluso en los instrumentos que Dios usa para enseñar a otros que padecen lo mismo a superar su enfermedad y la tercera razón, parte central de este devocional, es para disciplinar al creyente; la mayoría de nuestras enfermedades son respuesta de nuestros malos hábitos y lo maravilloso es que aplicando pequeños cambios como moderar las grasas, el alcohol, los dulces y ejercitándonos, evitamos muchas enfermedades sólo por ser buenos administradores de la casa que Dios nos ha dado.

Yo quiero recibir liberación de las enfermedades y claramente para eso es necesario hacer lo que me corresponde. Mi compromiso hoy es dejar de lado frases como, el lunes empiezo, hacer dieta es muy costoso, no tengo tiempo, estoy muy joven para cuidarme, eso nunca me pasara a mí, etc., la idea no es hacer de mi cuerpo un dios, pero si cumplir con el mandato de cuidarlo porque es templo del Espíritu.

En este propósito, le pido a Dios que rompa las puertas de bronce de nuestros malos hábitos y parta en dos los barrotes de nuestra pereza y procrastinación, para así abrazar la liberación de las enfermedades y poder unirnos a la plegaria del salmista diciendo “alabamos al Señor por su gran amor y por sus obras maravillosas.”

Devocionales Refúgiate en Su Palabra Casa de Refugio (AC)

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