La gratitud es una disposición del corazón, depende enteramente de cada persona el vivir con una actitud agradecida, o que la queja tome lugar en todo lo que somos, hacemos y recibimos. La palabra de Dios es clara al respecto, 1ra Tesalonicenses 5: 18 LBLA dice: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús”.
La gratitud es una llave que abre la puerta a los milagros en nuestra vida. Es, al final, una consecuencia de nuestro “nivel” de relación con Dios. Alabar a Dios es parte de nuestra gratitud hacia Él.
Recordando momentos donde el Señor me ha concedido los deseos de mi corazón, me pude dar cuenta de que realmente no era agradecida, pues me llenó no solo de bienes materiales, sino que me ha equipado con vienes espirituales. Recuerdo el día que recibí mi apartamento, estaba pasando por circunstancias difíciles en el hogar y Dios me estaba compensando, diciéndome: te estoy dado esto como prueba de que mi misericordia es para siempre; pero yo no agradecí porque en ese momento para mi era poco lo que me estaba dando, menosprecié su dádiva.
En el Salmo 136 (1-3RVR95) el salmista nos invita a alabar a Dios en todo tiempo: “Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Dios de los dioses,
porque para siempre es su misericordia. Alabad al Señor de los señores, porque para siempre es su misericordia”.
Los discípulos que fueron azotados por predicar a Jesús hubiesen podido ofenderse y quejarse contra Dios. «Estamos predicando el mensaje que nos encomendaste, ¿y encima permites que nos humillen y que nos den de latigazos?». Sin embargo, esto era todo lo opuesto de lo que sentían. Estaban tan cerca de Dios y tan llenos de Su Presencia, que le dieron la vuelta a esta situación. De hecho, dice la Biblia que estaban genuinamente «gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre» (Hechos 5:41).
¡Ese es el efecto de la gratitud en nuestras vidas! Nos lleva a experimentar siempre esa victoria que tenemos en Cristo, aun en medio de las situaciones difíciles. Es por esto que, si estás pasando por una situación difícil y no logras ver la obra de Dios, es necesario que apartes tiempo para llenarte de su presencia y que tú corazón endurecido se acerque a él, para escuchar su voz a través de la palabra y permitir que tus ojos sean abiertos para descubrir que la Mano de Dios no se ha apartado de ti, y él ha sido Bueno y Fiel.
Hoy, te invito a orar y dar gracias a Dios por los milagros que ocurren cada día en tu vida, si respiras, es un milagro, si estás sano es un milagro, si puedes ver y hablar ¡es un milagro! Tú vida entera es un milagro, alaba al Señor tú Dios en todo tiempo, porque nuevas son sus misericordias cada día para ti.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (LG)
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