Hacer que cada día Valga la Pena
Romanos 14:8-9 RVR1960: “Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.”

No sé si sea tu caso, pero en mi caso, antes de conocer al Señor pensaba que la libertad era poder hacer lo que yo quisiera, donde quisiera y cuando quisiera, pero al llegar a la mayoría de edad, todavía no lograba obtener esa presunta libertad; incluso siendo ya adulta, me sentía cada vez más presa de los afanes y compromisos del día a día, hasta el punto de llegar a pensar que trabajaba para vivir o vivía para trabajar, ambos pensamientos apartados de la verdad a la luz de la palabra.

Incluso aun en este tiempo, cuando me dejo llevar por los afanes del mundo, tengo que regresar a la palabra y recordar lo que ya El Señor hizo y lo que está escrito: Para esto Cristo murió y resucitó y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Es entonces cuando me alivio al recordar que El Señor no murió por mí para que yo fuera esclava de una persona, un trabajo, el tiempo, mi vanidad, el dinero o cualquiera que sea la forma bajo la cual Satanás nos pretenda separar del diseño para el cual fuimos creados y salvados. Porque en su plan original, El Señor murió para que yo fuera libre, para que fuera sana de mis enfermedades y dolencias, para que no viviera en temor, para que tuviera la victoria sobre mis enemigos. Murió para que yo pudiera conocer el amor de un Padre que me ama y perdona, aun a pesar de mis faltas, murió para que tuviera siempre un refugio seguro; más aún, resucitó para que yo pudiera tener fe y vivir una vida a plenitud.

Hoy comprendo que la verdadera libertad está en vivir por Cristo y para Cristo y que no existe mayor privilegio que poder servirle. Es por eso por lo que, como creyentes, deberíamos constantemente examinarnos y revisar en cuáles áreas de nuestras vidas no estamos viviendo una vida coherente con el diseño para el cual fuimos creados, en cuáles áreas no disfrutando los derechos ya adquiridos para nosotros en la Cruz.
Mi oración por ti y por mí en este día es que podamos vivir como redimidos, disfrutando de los privilegios del sabernos hijos y herederos, para que valga la pena su sacrificio. El Señor te bendiga.

Devocionales, Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (RGG)

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