Josué 11:6-9 RVR1960: “Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás a fuego. Y Josué, y toda la gente de guerra con él, vino de repente contra ellos junto a las aguas de Merom. Y los entregó Jehová en manos de Israel, y los hirieron y los siguieron hasta Sidón la grande y hasta Misrefotmaim, y hasta el llano de Mizpa al oriente, hiriéndolos hasta que no les dejaron ninguno. Y Josué hizo con ellos como Jehová le había mandado: desjarretó sus caballos, y sus carros quemó a fuego.”
Una de las tácticas del enemigo cuando siente la avanzada de un gran oponente es buscar alianzas para reunir mayor fuerza y salir a la batalla. El capítulo 11 de Josué nos narra la alianza que realizó el rey de Hazor con todos los reyes alrededor de la región para enfrentar al pueblo de Israel, dicen las Escrituras que salieron con todos sus ejércitos y era tal la multitud que parecían como la arena que está a la orilla del mar. Estos feroces guerreros decidieron acampar unidos junto a las aguas de Merom, cuyo significado en el hebreo es: “un lugar elevado”.
Ante un panorama tan abrumador Dios da una promesa que alienta y da seguridad a Josué: “No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos…”, quien en obediencia salió a combatirlos hasta no dejar ninguno de ellos.
Esta fue una gran batalla que sólo aquellos que entraron a conquistar la tierra prometida por Dios tuvieron que librar. Es decir, no todos los creyentes tenemos las mismas batallas porque no todo aquel que dice ser seguidor de Cristo, es un conquistador de su Canaán. Esta es una batalla que se libra en “un lugar elevado”, cuando estamos alzando vuelo a las ALTURAS DE NUESTRA INTIMIDAD CON DIOS.
Cada vez que entramos al lugar secreto para conectarnos con Dios son muchas las batallas que debemos librar si queremos estar allí hasta ser quebrados, limpiados y llenos de la gloria del Señor. La biblia nos enseña que el trabajo de Satanás es acusarnos de día y de noche (Apocalipsis 12:10), no hace excepción de tiempo ni lugar, hará lo que esté a su alcance para evitar que seamos transformados por la gloria de Dios, él sabe que sólo en la presencia del Padre encontramos La Verdad, somos movidos al arrepentimiento y nuestra vida cambia por completo.
¿Qué gigantes necesitamos derrotar? Los demonios vienen para acusar a Dios en nuestra mente, poniendo altos muros que nos impiden ver que Él verdaderamente está obrando, para tergiversar su faceta como Padre, Proveedor, Sanador, Libertador, Consolador y poner fotografías donde aparentemente estamos solos y Dios nos ha abandonado, por esto necesitamos TRABAJAR NUESTRA CONFIANZA EN ÉL Y EN SU PALABRA, en las promesas que nos ha dado. Josué venció porque: escuchó la voz de Dios y obedeció, hizo lo que el Señor le dijo que hiciera, sin reniegos ni cuestionamientos.
Necesitamos vencer los gigantes que nos acusan, trayendo pensamientos de derrota, afirmando que somos fracasados, que no podremos vencer el pecado, exalta nuestros defectos y faltas y se interpone entre la verdad de nuestra identidad en Cristo, que es por Su sangre que podemos presentarnos ante el Padre, por tanto, no hay condenación para los hijos de Dios, por eso necesitamos vestirnos con la verdad que a través de Cristo tenemos, necesitamos ser sinceros y confesar nuestro pecado para arrepentirnos, sólo cuando nos ocultamos en la sangre de Cristo, la gracia de Dios nos ve y somos libres.
Recuerda, los cuervos son los únicos animales que se atreven a picotear a las águilas en las alturas, mientras ellas vuelan, pero ellas no se esfuerzan por quitárselos de encima, simplemente se elevan más hasta que ellos pierden el oxígeno y caen. ¡Elevémonos más! Dios ha prometido entregar en nuestros manos a nuestros enemigos, sólo tenemos que elevarnos más en Su intimidad, hasta que no puedan respirar PORQUE NO RESISTEN la presencia de nuestro poderoso Dios.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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