Isaías 6:1-7 RVR1960: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.”
Dime con quién andas y te diré quién eres. El famoso refrán que escuchamos de nuestras madres y abuelas cuando querían llamar nuestra atención respecto a las personas que nos rodeaban. Según se dice, se pueden deducir los gustos y las aficiones de alguien por los amigos y ambientes que frecuenta, lo que nos advierte frente a las personas que nos rodean frecuentemente, ya que pueden tener gran influencia que es ejercida en nuestro comportamiento y costumbres, se para bien o para mal.
Isaías, conocido como “el príncipe de los profetas”, fue un hombre que constantemente buscó la presencia de Dios, tanto así, que un día descubrió algo que realmente lo transformó. Tuvo una revelación de la santidad del Señor. Porque cuando nos rodeamos, más y más de Su Presencia, cuando estamos constantemente con un corazón quebrantado buscando la compañía del Señor, jamás volvemos a ser los mismos, y por Su gracia recibimos la revelación que necesitamos para ser transformados.
Lo primero que recibió Isaías tenía que ver su contexto, con lo que pasaba a su alrededor en ese instante. El rey Uzías había muerto y en ese momento él “vio al Señor sentado” sobre Su trono. El rey terrenal había muerto, pero el Rey de la humanidad, el Rey de reyes seguía reinando y gobernando sentado desde Su trono. Entonces, hoy El Señor nos dice, aunque las cosas terrenales que sostenían tu vida, que te daban estabilidad y que alimentaban tus sueños han muerto, YO SIGO REINANDO, Sentado desde Mi Trono gobierno y Soy Soberano sobre toda Mi creación, MÍRAME SÓLO A MÍ.
Tu victoria nace en el Trono de Dios. Necesitamos permanecer en su presencia hasta que obtengamos la verdadera bendición que va a transformar nuestra vida, a través de la revelación de Su Santidad. Cuando el profeta tuvo esta visión frente al Trono de Dios y percibió todo lo que rodeaba al Rey Santo, se sintió inmundo, tanto así que dijo, ¡aquí me morí! “porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos”. Isaías se vio como realmente era, fue consciente de que nada de lo que saliera de él, era digno de tal presencia sublime y por eso se sintió profundamente convencido de tener sus labios impuros.
Cuando recibimos esta revelación de la presencia del Señor, reconocemos nuestra condición (pecadores, sucios), luego entonces somos impregnados de Su Presencia. Al ser tocado Isaías, es limpio, él se llena de la santidad del Señor. Isaías permitió que el Señor tocara su boca y lo limpiara con Su fuego Santo. Allí, al ser transformado en la presencia Santa del Señor, el profeta queda listo para cumplir su propósito. Luego lo vemos profetizando, trayendo la palabra de Dios para su pueblo, palabra que hoy trae esperanza para nosotros, palabra que traería salvación a un mundo en tinieblas.
Así que, ¡persevera! “Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:8).
Que este tiempo sea para buscarle y llegar hasta el Trono de Dios, a sus pies, hasta que veamos la revelación que necesitamos para ser transformados y tener nuestra victoria verdadera, que es ser purificados por Él, HASTA SER LLENOS DE SU SANTIDAD, el resto vendrá por la añadidura del Rey que vive y reina por los siglos de los siglos, amén.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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