Josué 19: 48-50 RVR1960: “Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas. Y después que acabaron de repartir la tierra en heredad por sus territorios, dieron los hijos de Israel heredad a Josué hijo de Nun en medio de ellos.”
Llego el momento esperado por todos, una nueva temporada. Luego de nacer y vivir en el desierto, pasar el Jordán y enfrentarse a grandes enemigos y gigantes, por fin es el momento para que esta generación del pueblo de Israel entre en reposo, a disfrutar la heredad prometida por Dios. Sin embargo, en su corazón y en su mente tenían que grabar, como un sello, una verdad importante que vemos en el último capítulo del libro de Josué (24): El Señor fue quien hizo todo, fue El quien entregó la victoria, fue El quien entregó las tierras, fue El quien hizo temblar a todos los enemigos, FUE ÉL.
Dios no deja nada a medias. No sólo la obra que hizo fue extremadamente poderosa, sino que no faltó nada, Él dejo todo listo y lo dispuso para que el pueblo hiciera su parte, ¿y cuál era esa parte? debían renovar su pacto con él atendiendo las palabras de su líder: “Luego Josué añadió: Respeten a Dios, obedézcanlo, y sean fieles y sinceros con él. Desháganse de los dioses que sus antepasados adoraban en Mesopotamia y en Egipto, y obedezcan solo a Dios.” (Josué 24:14 TLA)
Sin embargo, desde el capítulo 19 de Josué se desprende una gran responsabilidad para cada Israelita. La escrituras se encargan de señalar 12 veces, conforme a las 12 tribus de Israel, que LA HEREDAD fue entregada a cada una “conforme a sus familias”, ¿qué significa esto? Existen tres raíces hebreas que sirven para dar claridad al concepto de Herencia en el Antiguo Testamento: yaras, nahal y halaq.
“Yaras”, implica una transferencia en la propiedad de un bien que antes era de otro dueño. Se emplea únicamente en la conquista militar o en la apropiación por fraude, y en la herencia en sentido estricto. Nunca en la toma de posesión por compra. “Nahal”, su importancia no se centra en la transferencia, sino en el carácter estable y permanente de una propiedad. Su mejor traducción sería: poseer a título de patrimonio, lo que nos habla de una naturaleza durable, por tanto, el sujeto adecuado para utilizar esta palabra sería no sólo para un individuo sino para todo un clan o familia, lo que a su vez, pone la fuerza de distribución de los bienes entre todos los que a ello tienen derecho. “Halaq”, fundamentalmente se refiera a repartir o dividir, no algo patrimonial, sino un bien cuya adquisición se hizo en común: por ejemplo el botín de guerra.
¡Todo en las escrituras tiene una razón de ser! Si Dios se encargó de repetir, que cada tribu tuvo su heredad “conforme a sus familias”, es porque quiere dejarnos ver el carácter estable y permanente de nuestra heredad. Entonces, tenemos nuestra YARAS porque El Señor nos la entregó, no la compramos, no tuvimos que pagar nada por ella, porque EL lo hizo todo, por tanto, tenemos la responsabilidad de repartir nuestra HALAQ porque es algo que como pueblo de Dios nos ha sido dado, es nuestro botín de la guerra liderada por el Señor, pero también, podremos disfrutar de nuestra NAHAL como familia, porque nos ha sido dada conforme a nuestra casa, familia, descendencia. La herencia que Dios nos ha dado cubre nuestra casa y Josué lo sabía, tenía claros estos conceptos, por eso desde su inicio se determinó a que él y SU CASA servirían a Jehová, porque él sabia que la promesa de Dios era ESTABLE Y PERMANENTE alcanzaría para toda su casa, por eso es nuestra responsabilidad “repartirla”.
Nuestra familia, nuestros hijos, toda nuestra casa es digna de la herencia que Dios nos ha dado, es nuestra responsabilidad hacer que lo que El nos ha prometido pase a toda nuestra casa y de generación a generación, eso hace parte de nuestro propósito en la tierra, si decimos: “Mi casa y yo serviremos a Jehová”, es porque estamos dispuestos a llevar la bandera de obediencia, comunión con el Espíritu Santo y Su Palabra para repartir la NAHAL que Cristo adquirió para nosotros.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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