Honra, respeta, venera y obedece la voluntad de Dios
Salmos 128:1-6 Nueva Versión Internacional dice: “Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos. Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad. En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo. Así será bendecido aquel que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión y veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. Que vivas para ver a los hijos de tus hijos. ¡Que haya paz en Israel!”
 
Me impacta como el citado aparte bíblico, mencionado en la versión Reina Valera 1960 como: La bienaventuranza del que teme a Jehová”  nos permite soñar con ese lugar de luz donde habita nuestro Padre y Señor, también conocido como: Sión o Ciudad de Jehová, tal y como consta en Isaías 60:14; un lugar de amor y gozo indescriptible que no alcanzamos a comprender con nuestra mente; Sión, lugar celestial donde Juan vio a 144.000 con el nombre del Cordero en la frente en Apocalipsis 14:1; la misma Ciudad del Dios viviente con incontables miles de ángeles que se describe en Hebreos 12:22, es de donde nuestro Padre nos envía sus bendiciones.  

Es maravilloso entender que las llaves a la prosperidad que hay en el santuario de Dios es el “Temor a Jehová”, el cual, entendido bíblicamente, es la reverencia al Padre Celestial que nos hace huir del pecado que nos aparta de Él, a dejar los caminos que no le son agradables; para buscar honrarle, respetarle, venerarle y obedecerle.

Cuando como creyentes entendemos que nuestro temor a Dios será la llave de la victoria para nosotros y nuestras generaciones futuras, estamos apercibidos de la necesidad de guardarlo, de procurarlo, de vivir en constante autoevaluación para permanecer en Él. En nuestra cotidianidad nos encontramos en la búsqueda de la paz, la dicha y la prosperidad, pero a la luz de las escrituras estas solo son las consecuencias de vivir en un verdadero temor santo al Rey JESUCRISTO.

Meditemos hoy en esto: ¿Es mi pensar, mi sentir y mi actuar frente a cada circunstancia la evidencia de que temo a Dios y no a los hombres y/o las circunstancias? El Espíritu Santo nos ayuda a recuperar el enfoque que necesitamos para vivir en la libertad a la que hemos sido llamados junto con nuestras generaciones en Cristo Jesús.

Devocionales Refúgiate en su Palabra -Casa de Refugio- FJCG

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