Jeremías 31:7-14 RVR1960: “Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel. He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá. Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito. Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño. Porque Jehová redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que él. Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor. Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor. Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová”.
El enemigo ha utilizado una y otra vez el ruido de este mundo, las pasiones carnales y demás cosas que no le son agradables a Dios, para cerrar nuestros oídos a su voz, para colocar venda a nuestros ojos, distrayéndonos de nuestra meta y apartándonos del camino que nuestro padre ha trazado y marcado para nosotros sus hijos mediante esa promesa, esa heredad que tenemos juntamente con Cristo, de manera que no la podamos alcanzar, reclamarla como hijos que somos y esto sucede una y otra vez, lo cual, no difiere mucho de lo que sucedía con el pueblo de Israel, que viendo cómo fueron salvados con mano poderosa de Egipto, al poco tiempo su corazón se iba tras sus propios deseos y pasiones.
Hoy nuestro padre amado mediante su palabra, con voz fuerte para que sea marcado en nuestro corazón y apacible al mismo tiempo recordándonos su misericordia, nos dice: He escuchado tu clamor Casa de Refugio, mi remanente, he escuchado ese clamor y cántico “Hosanna”, sálvanos ahora, te lo rogamos Dios nuestro, y quiero que comprendas en tu corazón y en tu mente, que eres mi especial tesoro redimido por precio de sangre y voy a cambiar tu llanto en gozo y te consolaré mediante el poder de mi Espíritu Santo y serán saciados de bien por SOY JEHOVA JIREH, bendecid mi Nombre y nunca se aparte de tu boca mi alabanza (Sal 118). Amén!!!
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MO)
#mimetaescomprender
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