Identidad

1 Pedro 2:10 TLA: “Antes, ustedes no eran nada, pero ahora son el pueblo de Dios. Antes, Dios no les tenía compasión, pero ahora los ama mucho”.  

La palabra IDENTIDAD viene del latín «identitas», es el conjunto de los rasgos propios de un individuo o de una comunidad. Estos rasgos caracterizan al sujeto o a la colectividad frente a los demás. La identidad también es la conciencia que una persona tiene respecto de sí misma y que la convierte en alguien distinto a los demás. Aunque muchos de los rasgos que forman la identidad son hereditarios o innatos, el entorno ejerce una gran influencia en la conformación de la especificidad de cada sujeto.

La biblia también nos habla de identidad, ¿cuál es tu identidad en Cristo?  En el capítulo 1 de Efesios, Pablo nos ayuda a entender cuál es nuestra identidad en Cristo a través de las bendiciones espirituales que tenemos en Él. Aunque no tengamos todas las bendiciones materiales que deseamos (Pablo estaba en la cárcel cuando escribió esta carta), Dios nos ha bendecido «con toda bendición espiritual en Cristo», “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. (Efesios 1:3 RVR1960)

Es en Cristo que descubrimos quiénes somos y para qué estamos viviendo, el tener una identidad en Cristo tenemos:

Gracia y paz: “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.” (Efesios 1:2 RVR1960). La gracia es aquel amor que se preocupa y se inclina hacia el caído y lo rescata. La paz de nuestro hombre interior no depende de las circunstancias ni de nada externo, pues viene y está en Cristo.

Somos elegidos, destinados y adoptados: El Padre nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, nos dio un destino al apartarnos para él en el que debemos vivir en santidad y nuestra relación con nuestro Creador pasa al plano del amor y la intimidad, pues al adoptarnos tenemos identidad como hijos suyos, “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”. (Efesios 1:4 RVR1960)

Redimidos, perdonados y libres: somos redimidos por la sangre del Cordero de Dios. «Redención» era la palabra usada para la recompra de un esclavo, aquel que estaba cautivo y es liberado al pagar un precio. Todos nuestros pecados son perdonados y somos libres del juicio para pasar a ser herederos de la vida eterna (Efesios 1:7).

Somos habitación del Espíritu Santo: Una chispa de su Omnipresencia ha venido a habitar dentro de nosotros. En la antigüedad, cuando se enviaba un paquete, se colocaba un sello para indicar de dónde procedía y a quién pertenecía, nosotros hemos sido sellados con el Espíritu Santo, ahora le pertenecemos al Señor y somos su especial tesoro.

Herederos: gracias a Jesús tenemos una herencia garantizada, es gracias a él que somos herederos de la gracia y la vida eterna que nos permite tener el acceso al Padre y disfrutar de su presencia y su bendición, la herencia que tenemos en Cristo es incorruptible y nada ni nadie nos la puede robar.

Como canta Emir Sensini en su canción «Yo sé quién soy», amada iglesia necesitamos conocer, entender y aceptar quienes somos en Cristo, somos hijos, tenemos una identidad en él, somos amados, perdonados y rescatados. Esa identidad que gratuitamente nos ha sido dada debemos hacerla real en nuestra vida todos los días.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (LG)  

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