Jesús, ¡el Guardián de Vida!
Lucas 7:13-14 RVR1960: “Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.”
 
El contexto de este pasaje, es que Jesús y sus discípulos, junto con una gran multitud, están caminando hacia la ciudad de Naín. Al llegar a la puerta de la ciudad, se encuentran con una procesión fúnebre. El joven que había muerto era el único hijo de una viuda. La pérdida de un hijo es devastadora, pero en el contexto cultural de ese tiempo, para esta mujer era doblemente trágico: como viuda, dependía de su hijo para su sustento y al perderlo, su futuro era incierto, porque lo más seguro era tener una vida de pobreza extrema.
 
Lo que más me impacta de este pasaje es lo que Jesús hace. La compasión es la primera respuesta de Jesús. Ella no le pidió hacer algo; Él actúo porque vio el dolor de esta madre. La palabra griega usada para “compasión” es splagchnizomai, que significa un sentimiento profundo y visceral. Y es lo que Jesús siente, un dolor tan profundo que es movido a intervenir. Esto nos revela el carácter de Jesús: Su amor y compasión no requieren que nosotros lo busquemos primero, Él ve nuestro sufrimiento y se acerca a nosotros.
 
Aunque aún no tengo hijos, mi esposo sí. Cuando Luis Felipe nació los médicos no se dieron cuenta que bronco aspiró con meconio, en ese momento le explicaban que era muy grave lo que había pasado, que solo un 10 a un 30% de los niños sobrevivían y que si vivía, la posibilidad de secuelas neurológicas y cardiovasculares era alta; El me contó que fue uno de los momentos más duros y dolorosos que jamás se imaginó vivir; lo que hizo en ese momento fue entregarse lo a Dios y que fuera su voluntad, su petición fue que si se lo dejaba él lo guiaría y lo cuidaría siempre. Hoy Pipe, para la gloria de Dios, tiene 13 años, es un niño grande, fuerte y sin ninguna secuela, pero lo mas grande es que es un niño entregado completamente a Dios y a su servicio.
 
Este pasaje me recordó este momento que él vivió, y hoy quiero reafirmar les que tenemos un Dios que no es indiferente a nuestro dolor, sino que lo siente y responde con amor. Cuando estamos quebrantados, Jesús está cerca, incluso si no podemos expresarlo o nos da temor pedir su ayuda.
 
Para mí el mensaje principal es que Jesús no solo tiene compasión, sino también poder para cambiar las circunstancias más oscuras. Así como Él trajo vida a este joven, y como paso con Pipe, también puede traer vida a cualquier área donde sus hijos necesiten Su intervención: ya sea en su salud, en sus decisiones, en su bienestar emocional o en su vida espiritual.
 
Como padres, creo que el rol que pueden tener es llevar a sus hijos a Jesús, a que lo conozcan a través de las escrituras. Además confiar que Su amor y poder puede hacer lo que nosotros humanamente no podemos. Recuerden siempre que su confianza debe estar en que crean en que tienen un Dios que es capaz de hacer mucho más de lo que su mente pueda imaginar o controlar.
 
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (KGD

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