Mateo 11:28 TLA: “Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar.”
Vivimos en un mundo que va a mil, llenos de ocupaciones, no hay tiempo para nada, descansamos poco, nos angustiamos mucho y la consecuencia siempre es un alto grado de estrés.
El estrés es uno de los males de este siglo, pero como todo lo que vivimos ya estaba en los planes de Dios cuando inspiró las escrituras, si el estrés te atormenta por estos días hay una buena noticia para ti, en la palabra de Dios encontramos la solución a nuestro estrés.
Nuestro Señor nos dice primero que todo que, cuando vivamos situaciones de estrés, antes que cualquier cosa debemos ir a Él. Él es la fuente de paz y nos promete descanso cuando estemos a su lado. Ir a Él se refiere a buscar Su presencia y pedirle que nos dé de su sabiduría para obrar de la manera más adecuada, no presionados por el momento ni la angustia, sino guiados por su Espíritu Santo quien nos dará no solo descanso sino la mejor guía.
Filipenses 4:6 nos dice que en lugar de preocuparnos nos ocupemos en orar y agradecer por lo que Él está haciendo y hará en nuestra vida. Descansar en Él no sólo es dejar que obre en esa situación que nos estresa, sino saber que cualquier desenlace fue permitido por Él para construir en nosotros algo y que lo que sea que sucede, nos conviene si lo dejamos en sus manos y no en nuestras fuerzas. Nos promete además una paz que no es de este mundo, sino que proviene solo de Él. Con ello sabemos que podemos estar viviendo la peor de las situaciones a nuestra manera de ver, pero también podemos vivirla en la paz de Cristo e incluso en ella ver su amor y misericordia.
“No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo.” (Filipenses4:6 TLA)
Para evitar el estrés debemos entonces mantener una cercanía con Jesús que nos permita hacerle frente a cualquier reto, con la convicción de que Él está en control, recibir cada pensamiento de preocupación con una oración y con agradecimiento por que lo que vivimos nos conviene y finalmente sumarle a la fe en Dios confianza en sus planes, esto es pasar de creer en Dios a creerle a Dios y a su buena voluntad.
“Poco después, Jesús les dijo a sus discípulos: —No se preocupen. Confíen en Dios y confíen también en mí.” (Juan 14:1 TLA)
El problema no es entonces sentirnos estresados, seguramente pasará y seguirá pasando en este cada vez más ajetreado mundo. El problema es manejar el estrés como lo hacen los incrédulos, el reto está en hacerlo a la manera de Dios y con las herramientas espirituales que nos ha dado para sobrellevar esto y todos los embates que afrontamos en el mundo.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GVO)
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