Si diariamente tuviéramos presente lo que la muerte de nuestro Señor Jesucristo significó para nuestra vida, seguramente nos costaría más pecar y nuestro dolor por hacerlo sería mucho más profundo.
En este pasaje podemos recordar lo que nuestro Señor Jesús sufrió en la cruz a causa de salvar nuestras vidas. Más allá del dolor físico, la humillación, la angustia y el sufrimiento humano que es lo que muchas veces viene a nuestra mente cuando pensamos en la cruz, lo que Jesús hizo por nosotros no tiene otro nombre que amor infinito, pues estando crucificado llevó y cargó todo el mal del mundo ante Dios.
Nuestro Padre nos amó tanto antes de haber nacido, que envió a su Hijo Jesucristo para que por medio de su muerte nuestros pecados, que debían ser pagados con nuestra muerte, fueran asumidos por él, que en su sangré pura y limpia, salvó nuestra vida.
Como seres humanos, por momentos somos conscientes de lo que significa la cruz, pero no lo suficiente como para rendir a diario realmente nuestra carne a quién nos salvó de la muerte física y más grave aún, la muerte espiritual, pues estaríamos condenados a una eternidad sin Dios.
Él murió por nuestras rebeliones, su cuerpo fue molido por nuestras iniquidades, sobre Jesús cayó el castigo que debió ser para nosotros y gracias a sus heridas fuimos sanados y nuestros pecados perdonados.
Hoy es un gran día para darle gracias a Nuestro Dios por salvarnos, por perdonarnos, encaminarnos y sobre todo por poder acercarnos a su presencia sabiendo que somos libres porque Él así lo quiso.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MM)
#MimetaEsSanar
Leave a Reply