Miqueas 6: 1-8 RVR1960: “Oíd ahora lo que dice Jehová: Levántate, contiende contra los montes, y oigan los collados tu voz. Oíd, montes, y fuertes cimientos de la tierra, el pleito de Jehová; porque Jehová tiene pleito con su pueblo, y altercará con Israel. Pueblo mío, ¿qué te he hecho, o en qué te he molestado? Responde contra mí. Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de servidumbre te redimí; y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María. Pueblo mío, acuérdate ahora qué aconsejó Balac rey de Moab, y qué le respondió Balaam hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las justicias de Jehová. ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
El profeta Miqueas fue un hombre realmente especial, de esas obras sencillas y extraordinarias que hace Dios. Su nombre significa: Quien como Yahvé. En este caso, Dios tomó a un hombre de origen humilde, al parecer un granjero que vivía en una aldea de Sefelá que estaba situada a pocos kilómetros de tierra santa. Miqueas, centró su ministerio en el oeste de Judá, y, además, fue contemporáneo a los maravillosos profetas Oseas e Isaías. Pero de las cosas más importantes en su servicio es que fue el primero en hablar de parte de Dios sobre la destrucción de Jerusalén, y un gran énfasis en predicar para librar del pecado.
Es bueno recordar pasajes de la biblia como estos que hoy analizaremos, que nos confrontan con la verdad de la palabra y en especial, permiten que podamos tener una radiografía personal de nuestro estado espiritual.
En los 5 primeros versículos escuchamos la vehemente voz del Padre recordándonos de los lugares de dónde nos sacó, nos salvó y del pecado que nos limpió. Porque siempre es bueno recordar ¿Quién, como Yahvé para librarnos?, ¿Quién como Yahvé para salvarnos, limpiarnos y rescatarnos?
Pero hay un cambio de discurso en los versos 6 y 7, que directamente nos confronta con la religiosidad, aquellas obras que nos hacen tranquilizar la conciencia pero que no generan ningún fruto; Dios está en el punto entonces de mostrarnos lo que quiere de nosotros como sus hijos, esta palabra es directa y nos dice que solo espera de nosotros 3 cosas: “Hacer justicia, Amar la Misericordia y Humillarnos ante él”
El Espíritu Santo está haciendo un llamado importante a enfocarnos a lo que Jehová espera de nosotros en este tiempo; que hagamos lo justo dice hoy, es decir, lo que dice su palabra, que seamos obedientes a sus mandatos y a lo que nos pide como hijos en la biblia.
En segundo lugar, nos dice que no solo hagamos misericordia a otros, sino que OJO, que la amemos; que la practiquemos a diario con el corazón, con las entrañas, de saber que es el deseo del Padre, no por religión o por obligación; sino por verdadera convicción.
Finamente, y no menos difícil, nos dice el profeta que es necesario que llevemos una vida rendida y humillada ante él, lo cual implica no solo una entrega total de cada área para que sea él quién las maneje; sino que, en este tiempo de tantas mentiras, que en cada una de estas áreas reine y gobierne la VERDAD. ¿Cómo lo logramos? Empecemos por lo sencillo, oremos juntos.
Señor nuestro y Padre eterno, nos es imposible cumplir tu palabra sin la ayuda tuya, hoy te rogamos que tu Espíritu Santo nos habilite para hacer lo que tú demandas como justo, para que amemos hacer misericordia y vivir en ella; y te rogamos otro milagro para vivir en verdadera humillación a Ti. Libéranos hoy de la religiosidad. Te lo pedimos en el nombre de nuestro Jesús. Amén.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (TAS)
#mimetaescomprender
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