La Disciplina es amor

La Disciplina es amor

“No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, no te canses de que él te corrija, porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.” (Proverbios 3:1112 RVR95)


Ser disciplinados no es algo que nos agrade, pero cuando somos padres sabemos que es necesario. Porque amamos a nuestros hijos les restringimos aquello que no deben comer, tocar, ver, escuchar o hacer porque queremos protegerlos de peligros que ellos desconocen.

Cuando somos niños no lo entendemos, pensamos tener la razón por encima de nuestros padres y eso nos frustra hasta el punto de creer a veces que lo hacen porque son malos y quieren vernos sufrir, con el tiempo entendemos que siempre quisieron hacernos ver qué era mejor para nosotros, pero nuestra inmadurez no permitía que lo entendiéramos,  de la misma manera funciona cuando somos bebés espirituales y somos disciplinados por Dios, nos rebelamos porque pensamos que nosotros, dentro nuestra infinita y atrevida ignorancia tenemos más razón y somos más sabios que Dios, la fuente de la sabiduría.

Cuando pasan los años y crecemos entendemos más la labor de nuestros padres, pero, sobre todo, que su razón fue el amor que por nosotros sentían, así dejamos de juzgarlos para empezar a amarlos más porque como Dios, nos han amado primero y nos amaron incluso en nuestras peores pataletas.

Así mismo, lo hace Dios con sus hijos, con cuerdas de amor nos atrae, a través de esa relación que no funcionó, esa escasez económica que nos llevó a clamarle por provisión, a través de esas amistades que se fueron y lloramos, pero que al final sabíamos que nos llevarían a la perdición, todo esto dolió y nos preguntamos ¿porque Dios nos hizo pasar por eso?

Estaba disciplinándonos, pero lejos de ser un castigo era una corrección bañada de Su gracia, que traía consigo una restauración. Fue esa corrección la que nos reveló Su presencia, fue esa restricción la que nos mostró Su Gloria, fueron esas lágrimas las que nos libraron de la muerte y nos acercaron a su propósito.

Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados.” (Hebreos 12:11 RVR95)

Si has sido disciplinado por Dios puedes considerarte Su hijo, entender que Su amor te encamina a Su propósito y este no tiene que ver con el éxito que tengamos en este mundo, ni con lo que logremos acumular, sino en lo que logremos cumplir de acuerdo al diseño original por el que fuimos creados, ¡tiene que ver con nuestra vida! Y de cómo aprovechamos este tiempo para preparamos para la eternidad.

Bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige; por tanto, no desprecies la reprensión del Todopoderoso.” (Job 5:17 RVR95)

GVO – Casa de Refugio

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