Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. APOCALIPSIS 3:7-10 RVR1960
El pasaje completo fue dirigido en principio a los creyentes residentes en la ciudad interior de Filadelfia (significa: amor entre hermanos), ubicada en Asia Menor, la cual fue nombrada así en honor a Filadelfo, rey conocido por el inmenso amor que sentía por su hermano Eumenes, pretendiendo con esta mención hacer un llamado a la población para que adoptara, como forma de vida, el amor hacia sus hermanos tal cual lo manifestaba su rey. Los mensajes a las 7 iglesias que encontramos al inicio del libro de Apocalipsis no solo aplicaron a los habitantes de esa época, sino que fueron enviados por el Señor Jesús a las Iglesias de todas las edades, constituyen revelaciones y exhortaciones aplicables al pueblo de Dios alrededor del mundo en la actualidad.
Confieso y supongo que lo mismo sucedía con muchos de los lectores, que cuando escuchaba o leía la palabra “Apocalipsis” un escalofrió recorría mi cuerpo, imaginándome el momento cuando el mundo comience a ser llamado a cuentas por parte de Dios y lo peor aún; pensar que llegara ese momento sin poseer un balance positivo. Y es que la cultura popular relata entre el misticismo y temor: que el día de la entrega cuentas, del juicio final está por llegar, pero no se adentra en la verdad de las Escrituras cuando dice: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.” APOCALIPSIS 3:10. Por lo tanto, no debemos temer familia, pues si bien es cierto que un día sobrevendrá sobre la tierra la hora de la prueba, existe una promesa para aquel que se aferre a la palabra de Dios
Por tal razón los exhorto hermanos y clamo al Señor para que sea su voluntad en Casa de Refugio – Filadelfia y en la Iglesia Universal, pues Dios ha dado una llave a su pueblo, que es el amor a su palabra: “Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre” APOCALIPSIS 3:7-8. Familia, en estos tiempos de incertidumbre mundial, no se trata de sentirnos fuertes según los estándares del mundo, no se trata de buscar seguridad amontonando depósitos de dinero en la tierra, porque la divisa del cielo es el amor a Dios, a su palabra y al prójimo, solo el favorable balance de su amor en nuestra vida nos blinda frente a toda adversidad y nos saca a victoria en medio de toda prueba.
Amado Padre Celestial ayúdanos a entender que nuestros tesoros están en el cielo, que hoy más que nunca necesitamos edificar nuestra vida con la divisa celestial que es tu amor, la pasión por tu presencia, por tu palabra, por tu voluntad; gracias por tu promesa para el pueblo que te adore en espíritu y verdad, hoy te rogamos que hagas de nosotros esos hijos que jamás negaran tu Nombre, a ti sea toda la gloria por los siglos de los siglos. Amen.
FJCG Casa de Refugio
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