La Generosidad del Perdón
Deuteronomio 15:1-5 RVR1960: “Cada siete años harás remisión. Y esta es la manera de la remisión: perdonará a su deudor todo aquel que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de Jehová. Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano, para que así no haya en medio de ti mendigo; porque Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la tomes en posesión, si escuchares fielmente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y cumplir todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy.”

 El libro de Deuteronomio es una obra que consiste en los discursos de Moisés a la nueva generación de Israel justo antes de entrar en la Tierra Prometida. Este libro presenta una revisión de la ley y una exhortación a la fidelidad a Dios. El evento en el que se basa gran parte de Deuteronomio es el pacto renovado entre Dios e Israel en los campos de Moab, antes de cruzar el río Jordán. El capítulo 15 nos habla puntualmente sobre la remisión de las deudas y la liberación de los siervos. En él se establece un principio fundamental de la generosidad y el perdón, conocido como el año de la remisión. Cada siete años, se proclamaba la remisión de las deudas, este acto no solo era una práctica económica, sino que también reflejaba la bondad y la generosidad de Dios.
 
Durante esta época Dios instruye a su pueblo a perdonar las deudas y a ser generosos con los necesitados, no solo entre ellos sino también con los extranjeros. Esta generosidad se basa en la premisa de que Dios los ha bendecido abundantemente, y como respuesta a esa bendición, deben ser una bendición para los demás.
 
El mensaje central de estos versículos es claro: el perdón tiene el poder de redimir y liberar. Imagina un mundo donde las deudas son perdonadas, donde la generosidad fluye libremente, y donde la necesidad es satisfecha. Este es el tipo de comunidad que Dios anhela para su pueblo.
 
Por eso el mandato de perdonar no solo se aplica a las deudas financieras, sino que trasciende a nuestras relaciones diarias. Así como Dios perdona nuestras deudas espirituales, nos llama a perdonar a aquellos que nos han ofendido. La remisión en Deuteronomio apunta a una realidad mayor: la redención que experimentamos cuando perdonamos y somos perdonados.
 
Un Desafío Personal: hoy, reflexiona sobre las deudas NO financieras en tu vida. ¿hay alguien a quien necesitas perdonar?, o ¿tal vez necesitas buscar el perdón de alguien? Consideremos cómo la práctica del perdón puede abrir el camino para experimentar la verdadera libertad y la bendición de que tenemos Dios.
 
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (KG)
#MiMetaEsPerdonar

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