Lucas 11:9 RVR1960 “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”
Sin excepción alguna, todo ser humano desea alcanzar sus anhelos, todos queremos: “hallar” como menciona Lucas en el citado pasaje; sin embargo, la gran mayoría erramos al pretender hallar sin antes haber buscado verdaderamente, mediante una petición eficaz; lo anterior, en el exacto orden en que el evangelista lo manifiesta.
Me permitiré ejemplificar lo anterior a través de una situación que estoy seguro a muchos nos ha pasado. En un día normal, llegando la hora del almuerzo, arribamos con mi esposa e hijo a alguna plazoleta inmensa de comidas esperando hallar qué comer. La diversidad de platos y sus distintos olores era tan variada que dudé lo que quería comer, ahora y con el objeto de no perder tiempo, ordené en el primer lugar que vi, acto apresurado que lamenté luego; callando mi desatino al comparar mi orden con la de mi esposa, quien se había tomado el tiempo de recorrer la plazoleta en busca de lo que quería comer antes de realizar su acertada orden. Sería injusto dejar de mencionar que mi esposa y percatándose de la situación me ofreció amorosamente de su exquisito plato, ¡Gracias a Dios!
Al día de hoy, meditando sobre este mandato divino de pedir, de buscar, de llamar, me pregunté: ¿Qué sucedió conmigo en aquella Plazoletas de Comida? Concluyo que lo primero que aconteció fue no tenía un anhelo claro, definido, eso permitió que me llenara de dudas ante tal y abrumante oferta. Lo segundo fue consecuencia de lo primero, al no tener un anhelo nítido no me esforcé por buscar, por invertir tiempo alguno, al punto que decidí realizar mi orden sin conciencia y esfuerzo; no hay más que agregar, definitivamente el resultado no podía ser otro.
Por sencillo que parezca el cuadro presentado, estoy seguro que así sucede con los diferentes aspectos de nuestras vidas (espiritual, emocional, económica, profesional etc), nos falta pasión, anhelos definidos en la voluntad de Dios, propósitos que nos muevan a pedir sin duda, a buscar sin cesar, a dar todo lo que somos en esa dirección; por el contrario, llevamos una vida llena de dudas e incertidumbres, y al ver que el tiempo va corriendo, entonces en medio de la presión tomamos decisiones erradas, que no responden a nada de lo que hay en nuestro interior, y lo más lamentable, por inercia entramos por puertas que nos alejan del Reino de Dios, para luego quejarnos de las consecuencias.
Amados, la invitación de hoy es disfrutar por la Gracia de Dios de la convicción, la certeza de lo que creo y quiero, ¿Cómo?, pues mediante la revelación de su propósito sobre nosotros en la cámara secreta de su presencia; allí la duda desaparece dándole cabida a la fe, una fe que se cimenta en aquel que todo lo sabe, que todo lo puede, en aquel que nunca se equivoca; Y es que cuando son los ojos del Señor los que guían mi vida ¿de qué he de preocuparme?; Esa es la fe que debe preceder todos nuestros anhelos a fin de no solo pedir, sino pedir bien, moviendo en la medida de fe que nos ha sido entregada, esa que no depende de lo que veamos y que nos lleva a disfrutar de la bendición de ser llamados Creyentes del Dios verdadero, “Bienaventurados los que no vieron, y creyeron” Juan 20:29.
Tiempo de Hablar con Dios: Oh Padre todo poderoso te amamos, te adoramos, te pedimos hoy día comprensión absoluta de tus asuntos para saber cómo encausar todo lo que somos, anhelos y fuerza, a lo que tú quieres, a tus designios; aleja oh Señor la duda y el temor de nuestras vidas para que sepamos siempre, con claridad lo que debemos pedir con fe para gloria y alabanza tuya, Amén.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (FJCG)
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