La Honra que Nace del Amor y el Ejemplo
Efesios 6:2-3 RVR1960: Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.”

Hoy quiero reflexionar sobre un mandamiento que siempre me ha resonado profundamente, no solo por las palabras de Dios, sino por la experiencia personal que me ha tocado vivir: honrar a nuestros padres. Este mandamiento se menciona tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, y trae consigo una promesa especial. En Éxodo 20:12 se nos dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”.

En mi caso, crecí viendo a mi madre no solo como madre, sino también como padre. Ella fue mi guía, mi apoyo y mi ejemplo a seguir. Para mí, honrarla significaba aprender de su vida, seguir su ejemplo de lucha, sacrificio y amor. Durante muchos años, pensé que honrar a mis padres se limitaba a seguir sus pasos en la vida, a esforzarme para ser alguien de bien, como mi madre lo había sido para mí.

Sin embargo, al caminar con el Señor, entendí que este mandamiento tiene un significado aún más profundo. No es solo una cuestión de seguir el ejemplo de nuestros padres, sino de aprender a honrarlos desde una perspectiva espiritual. Al igual que Pablo nos recuerda en Efesios 6:2-3, honrar a nuestros padres nos trae bienestar y nos conecta con la bendición de Dios. He llegado a entender que la palabra «honra» no es simplemente respeto o admiración, sino una actitud del corazón. No se trata solo de obedecer lo que nuestros padres dicen, sino de reconocer su papel en nuestras vidas y agradecer su sacrificio, su amor, y todo lo que han hecho por nosotros. Honrar a mi madre, en particular, es reconocer todo lo que me enseñó, pero también lo que Dios me está enseñando a través de Su Palabra.

“Para que te vaya bien”, todos queremos que nos vaya bien en la vida. Sin embargo, el «bien» que el Señor promete no siempre se refiere a cosas materiales o a la ausencia de problemas. Al honrar a nuestros padres, especialmente desde una perspectiva espiritual, estamos caminando bajo la bendición de Dios. Estamos alineándonos con Su diseño, y eso trae paz, propósito y una vida guiada por Su mano.

«Y seas de larga vida sobre la tierra», la promesa de una larga vida no significa que viviré muchos años por el simple hecho de honrar a mi madre, sino que viviré una vida llena de significado, en el propósito que Dios tiene para mí. Esta promesa es una vida rica en el Señor, en la que Su presencia es constante y Su dirección es clara.

He aprendido que honrar a mi madre no se limita a agradecerle por todo lo que hizo por mí, sino a vivir una vida que refleje los valores que ella me enseñó y que el Señor ahora reafirma en mi corazón: respeto, gratitud, humildad y amor. Al honrarla, estoy aprendiendo a someter mi vida a la autoridad de Dios, sabiendo que Él también me llama a honrarlo a Él, mi Padre celestial.

Honrar a nuestros padres es un mandato que va más allá de cumplir una norma. Es vivir en armonía con el propósito de Dios. Él promete que al hacerlo, nuestra vida será plena, rica en Su dirección y en Su bendición. Mi madre me enseñó muchas cosas importantes, pero hoy reconozco que la mayor honra que le puedo dar es seguir los caminos de Dios y vivir bajo Su propósito.

Que el Señor nos ayude a vivir este mandamiento cada día, entendiendo que honrar a nuestros padres es también un acto de obediencia hacia Él.

Señor, gracias por el ejemplo que me diste en mi madre. Ayúdame a honrarla de la manera en que Tú lo mandas, reflejando Tu amor y obediencia en mi vida. Que mi camino sea una expresión de gratitud a ella y a Ti, mi Padre celestial. Amén.

Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio, LFSR.

Leave a Reply

Your email address will not be published.