Lucas 13:6-9 RVR1960: “Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.”
En este pasaje tenemos al dueño de un viñedo que demandaba fruto de la higuera, tres años esperándolo le parecían suficientes, tanto así que pensaba que la planta ya estaba ocupando espacio demás en la tierra. Sin embargo, otro personaje, el viñador, quien no se daba por vencido y aún tenía esperanza de que, con el tratamiento adecuado, aquella higuera aún podía dar frutos, eso sí, luego de ese intento, si no los daba, lo mejor si era cortarla. Lo resaltable aquí es la oportunidad que el viñador le estaba dando a la higuera, claro que, esa oportunidad venía acompañada de un buen tratamiento que ésta recibiría para hacerla reaccionar satisfactoriamente de modo que empezara a dar frutos.
Nuestro Padre celestial también espera de nosotros que demos frutos, que seamos sus siervos útiles, porque Él nos trajo a este mundo con propósito, sus planes son de bien y no de calamidad porque Él tiene un futuro para nosotros. Su propósito incluye que en amor demos por gracia lo que de gracia recibimos, y nos capacita para toda buena obra que ha puesto de antemano para que anduviésemos en ellas.
Dios sabe que necesitamos su ayuda para dar esos frutos, y es por eso que envía a su Espíritu Santo que nos ha dotado de sus dones, y nos forma, nos pule, nos prepara y nos da muchas oportunidades para que demos buenos frutos.
Así que, no dejemos que la pereza, los miedos, las inseguridades, la indiferencia y otros factores semejantes, nos hagan perder la oportunidad de ser útiles en manos de Dios y dar buenos frutos. Con fe, creamos que somos esas higueras que sí dan fruto, que estamos aprovechando el privilegio de vida que nos dio El Señor, eso sí, siempre unidos a Jesucristo, nuestra Vid por excelencia, porque separados de Él nada podemos hacer.
No nos expongamos a ser cortados por falta de fruto, más bien cada día presentémonos en la presencia del Señor exponiendo nuestro pecado y todo lo que somos, para que de esta manera vivamos conforme a su voluntad.
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (JENM)
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