La Oración que Impacta
1 Samuel 1: 9-11: “Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.”

El pasaje completo de este capítulo nos relata que Elcana, esposo de Ana, subía a Silo cada año a ofrecer sacrificio a Jehová de los Ejércitos y Penina, otra de las esposas de Elcana, siempre se burlaba de Ana por no poder tener hijos. ¿Se imaginan?, que cada año se repita la misma situación triste e incómoda.

Iglesia, ¿alguna vez has tenido momentos de tristeza o amargura en tu corazón porque consideras tus problemas imposibles de resolver o llevas mucho tiempo clamando por algo y no ves la respuesta?

Bueno, yo sí, en muchas ocasiones, más de las que me gustaría realmente. Yo también al igual que Ana me he sentido frustrada e impotente por mi situación, lo he intentado en mis fuerzas, he pedido ayuda, me he cansado, he fallado y luego cuando ya no queda más, me he rendido a llorar a los pies del Señor, donde el único que podía desde el inicio. Sí lo sé, todo mal de entrada.

Todos en algún momento o proceso de nuestra vida hemos sido Ana y realmente creo que parte de la riqueza de este versículo reside en lo que hizo Ana con su dolor. Si leemos detenidamente, dice que el Sacerdote Elí estaba en el templo sentado junto a un pilar, pero Ana no fue en busca de su ayuda, sino que oró al Dios de los ejércitos. Otras versiones nos dicen que oró a Jehová Sabaot y esta es la primera mención en las escrituras a este nombre del Señor, que hace referencia a su omnipotencia y soberanía.

El resto de la historia es bien conocida por todos nosotros, el sacerdote pensó que Ana estaba embriagada, luego al darse cuenta de que sólo estaba afligida, la envía a casa en paz; al poco tiempo Ana concibió y dedicó su hijo al Señor conforme al voto que había hecho.

Definitivamente la vida y obra del profeta Samuel se ve desde el inicio influenciada por su madre. Una mujer cuya oración movió al mismo Dios de los Ejércitos a obrar en su favor, pero también el haber cumplido con sus votos muy a pesar de que eso significara renunciar a eso por lo que tanto había clamado. Creo que la actitud de Ana marcó el futuro de Samuel como uno de los Profetas más grandes del antiguo testamento: Separado y consagrado al Señor aún antes de su nacimiento. No imagino un amor tan grande como el de nuestras madres que sacrifican aún sus propios sueños por el futuro de sus hijos.

Mi oración hoy es por todas las madres, por aquellas que lo son en lo natural y en lo espiritual. Mujeres incansables, esforzadas, valientes, dedicadas y sacrificadas. Oro porque sean llenas del Espíritu Santo, para que con sabiduría y revestidas de la dignidad que les corresponde puedan seguir influenciado con su oración esta generación, para puedan ver la respuesta a su clamor en este tiempo. Por todas las madres que nos han amado y cubierto con su oración, gracias.

Devocionales Refúgiate en su palabra Casa de Refugio, RGG

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