A la hora de cocinar, no sólo es importante conocer los distintos sabores de cada ingrediente, sino también tener muy claro cómo pueden combinarse entre sí. En la alta gastronomía se considera que un plato es realmente equilibrado si conviven en él todos los sabores primarios en una proporción idónea, razón por la que la ciencia de la combinación de sabores es un arte que solamente los más profesionales y experimentados logran desarrollar.
Por ejemplo, el dulce no es un elemento exclusivo para los postres y puede tener cabida en los platos salados ya que potencia la salinidad y equilibra el amargor, la acidez y el picante, mientras que los alimentos salados en general, equilibran el sabor amargo y ayudan a potenciar el sabor dulce.
Dios es el Master chef de todos los tiempos, a través de ciertos personajes bíblicos podemos aprender que, para alcanzar un equilibrio emocional y espiritual en nuestra vida, es necesario experimentar vivencias con distintos sabores para potenciar el poder del Espíritu Santo en nosotros y mostrar el contraste de Su gloria.
Hoy tenemos la historia de una mujer cuya vida estaba siendo sazonada con sabores salados y amargos, pero un día al estar en su tiempo de adoración, resolvió hacerle una promesa a Dios, lo que abrió la puerta para que llegara el toque dulce necesario para alcanzar el punto perfecto de equilibrio en su vida. Vamos a 1ra de Samuel 1:9-11: “Después de comer y beber en Silo, Ana se levantó, y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella, con amargura de alma, oró a Jehová y lloró desconsoladamente. E hizo voto diciendo: «¡Jehová de los ejércitos!, si te dignas mirar la aflicción de tu sierva, te acuerdas de mí y no te olvidas de tu sierva, sino que das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja por su cabeza.»”
Veamos los componentes de la “receta” en la vida de Ana. Ella era una de las esposas de un hombre llamado Elcana y era muy amada por él, lo que ponía toques dulces a su vida, pero no en la medida que ella lo esperaba. Ana era una mujer estéril, situación que se encargó de agregar altas dosis de amargura a su alma (v.10), al punto que nada le era suficiente para sentirse bien. Por otro lado, estaba Penina, la otra esposa de Elcana y su rival, por cuanto sí tenía hijos, situación que sazonaba con mucha sal su historia, porque no sólo la irritaba con sus palabras, sino que la ponía en desventaja frente a su esposo y ante toda la sociedad, sin embargo, detrás de esos toques salados que equilibraban el amargo que ya llevaba en su alma, más tarde también la llevarían a actuar para equilibrar también el dulce de su vida.
Es tiempo del equilibrio. En los siguientes versículos de este capítulo podemos encontrar que “Jehová se acordó” de Ana y ella logró concebir nada más y nada menos que al profeta Samuel, y no sólo esto, en el capítulo 2 verso 21 vemos que El Señor la visitó y concibió tres hijos más y dos hijas. El Master chef de todos los tiempos se encargó de traer el dulce necesario para traer el equilibrio a todos los componentes en la vida de Ana y así lograr la receta perfecta para hacer de ella una mujer madura y fructífera.
Podemos ver que todos los componentes en la vida de Ana fueron necesarios para hacer de ella no sólo una mujer madura, sino también una mujer de bendición para su pueblo. Hoy es un buen día para identificar todos los componentes de la receta de nuestra vida. Quizás hay una situación que esta poniendo grandes cantidades de amargor en nuestro corazón, o también hay personas que se están encargando de añadir el toque salado, y no nos gusta, ¡a nadie le gusta un plato salado! Quizás los toques dulces en nuestra vida van en pequeñas cucharaditas y aún no logran traer el equilibrio que esperamos, pero ahí están y hay que dar gracias por ellos y por todos, porque todos son necesarios.
Al igual que Ana, podemos encontrar la respuesta a nuestra oración en medio de la adoración, y dar gracias a Dios por cada circunstancia y persona que esta añadiendo eso que hace parte necesaria para la receta perfecta de Dios de nuestra vida, sólo necesitamos que El ponga la medida exacta de cada cosa para que el contraste de Su gloria en medio de estas situaciones traiga el equilibrio para nuestras emociones y demos el fruto de madurez que nos hace frutíferos en todas las áreas de nuestra vida.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (KMR)
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