La Tentaciones la incitación a hacer algo que está prohibido, puede tomarse también como un impulso de los deseos de la carne. En el sentido bíblico esta palabra se relaciona con la idea de poner a prueba.
Nuestra lectura para el día de hoy nos dice lo siguiente en la 1ra carta a los Corintios capítulo 10 versículo 13 (RVR1960): “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.”
En las Escrituras podemos encontrar tres tipos diferentes de tentación, veamos:
1- La tentación que viene de la carne o nuestros propios deseos. En Santiago 1:13-15 versión TLA leemos: “Cuando ustedes sean tentados a hacer lo malo, no le echen la culpa a Dios, porque él no puede ser tentado, ni tienta a nadie a hacer lo malo. Al contrario, cuando somos tentados, son nuestros propios deseos los que nos arrastran y dominan. Los malos deseos nos llevan a pecar; y cuando vivimos solo para hacer lo malo, lo único que nos espera es la muerte eterna.” Este pasaje nos ayuda a entender que lo que está dentro del corazón del hombre es lo que lo impulsa a hacer lo malo o contrario a la palabra de Dios y el resultado de su rebelión es estar eternamente separado de la presencia de Dios.
2- La tentación que nace en el corazón del hombre hacia Dios. En el libro de los Salmos 78:18 (RVR1960) tenemos lo siguiente en referencia al pueblo de Israel: “Pues tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto.” Ellos tenían duda de la provisión de Dios en el periodo del desierto, se tiene que señalar que cuando Israel ponía a Dios a prueba, en realidad eran ellos quienes estaban siendo probados por Él, así nos los muestran los Salmos 95 en sus versos 8-9 (RVR1960): “No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto, donde me tentaron vuestros padres, me probaron, y vieron mis obras.”
3- La tentación por parte de las huestes de maldad. Opera como un asalto hacia el hombre. Satanás, el Tentador, busca constantemente empujarnos al mal, el evangelio de Mateo nos revela que se atrevió a hacerlo con el Hijo de Dios, leamos el capítulo 4 versículo 3: “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.”Pablo nos advierte de este operar hacia el pueblo de Dios en 1ra de Tesalonicenses 3:4-5 (RVR1960): “Porque también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis. Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano.”
La tentación es una prueba cuya naturaleza es de maldad y su propósito es que caigamos en pecado, vemos que incluso nuestro Señor Jesucristo fue tentado en el desierto, pero saliendo victorioso. No podemos tener miedo cuando estemos frente a la tentación, “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7 RVR1960), tenemos que agradecer y creer que vamos a salir más fuertes de lo que éramos porque el Señor está con nosotros, nos ha dado la medida que fe que necesitamos y la espada del Espíritu que es Su palabra para vencer y hacer realidad Su fruto en nosotros.
Tenemos una herramienta poderosa en el Señor: vestirnos con su armadura para defendernos de las artimañas del enemigo así que no cedamos, porque en Jesús somos más que vencedores.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (LPGF)
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