Las Cuerdas de Dios
Isaías 38:15-17 NTV: “Pero ¿qué podía decir? Pues él mismo envió esta enfermedad. Ahora caminaré con humildad durante el resto de mis años a causa de esta angustia que he sentido. Señor, tu disciplina es buena, porque lleva a la vida y a la salud. ¡Tú restauras mi salud y me permites vivir! Sí, esta angustia ha sido buena para mí, porque me has rescatado de la muerte y has perdonado todos mis pecados.”

La historia del rey Ezequías encierra muchas lecciones para nuestra vida, nos habla de la bondad de Dios, no sólo porque le advierte de su muerte sino porque le da una instrucción precisa y el tiempo necesario para ejecutarla. A pesar de haber sido uno de los reyes buenos para el Reino del Sur, un hombre de mucha fe, próspero, que hizo lo recto ante los ojos de Dios, quitó todos los lugares altos y rompió todos los ídolos, un hombre que puso en el Señor toda su esperanza y “siguió a Jehová y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés” (2 Reyes 18:3-6), no obstante, el rey Ezequías tenía cosas pendientes que Dios quería seguir moldeando en su vida, así que necesitaba una prueba más para revelar lo que realmente había en su hombre interior a pesar de todas las cosas buenas que había hecho.

Mirando la historia detrás de la historia, Dios tenía un propósito que cumplir, si hubiera querido terminar con la vida de Ezequías simplemente lo habría hecho, pero no fue así. Hubo una cuerda que lo jaló a encaminarse y a examinarse; la enfermedad tocó a su puerta para estremecerlo, había algo en su vida que necesitaba el orden, el gobierno de Dios en él.

Si bien no estamos llamados a explicar el amor de Dios, ni a entender sus expresiones, si estamos llamados a aceptarlo. La enfermedad de Ezequías fue esa cuerda de Dios que lo atrajo al orden. Atravesar por momentos en los que tenemos quebrantos de salud realmente nos llama al orden, nos lleva a preguntarnos ¿por qué? Hace algunos meses, un dolor abdominal insoportable me llevó al hospital, estando allí me di cuenta de que todo iba a estar bien y que Dios quería llamar mi atención.  Meses atrás, basada en la historia de Ezequías, me propuse traer el orden de Dios a mi vida, estuve trabajando consciente y espiritualmente en mi alma, mi mente, mi espíritu; pero cargada con tantas ocupaciones, olvidé algo importante, así que Dios me llevó a pensar: “¿y la casa donde quiero habitar, cómo está?”

Lo cierto es que, entre el trabajo y mis estudios estaba llevando una vida completamente sedentaria y las cargas autoimpuestas me estaban literalmente matando; en el hospital entendí que no estaba haciendo bien y que Dios ama mi bienestar integralmente, que la casa donde quiero que él habite debe ser digna. Así que, tomé medidas, hice cambios en mis hábitos alimenticios, organicé mi tiempo y mis prioridades para quitarme las cargas adicionales y poder hacer ejercicio, simplemente traer orden de una manera integral a mi vida.

La enfermedad fue esa cuerda de amor que me jaló al orden de Dios. Quizás te preguntes, ¿por qué me pasa esto? Lo primero que debemos saber es que Dios quiere hablarnos, su intención es decirnos algo importante, algo que necesitamos escuchar y este ha sido el medio que él ha decidido utilizar para hacerlo; segundo, su amor nos guarda, aunque pasemos por ese valle de oscuridad él está con nosotros, no hay nada que esté fuera de su control, no hay riesgos ni imprevistos, y tercero, estamos llamados a actuar, a realizar un cambio o varios que nos ayudan para bien.

¿Cuál cuerda de amor Dios está usando hoy en tu vida? ¿Qué decisión necesitan tomar? ¿Qué cambios debes hacer? ¿En qué área debes trabajar?
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (KM)

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