Santiago 2:18-20 RVR1960: “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?”
Es posible hacer buenas obras sin amar a Jesús, pero es imposible amar a Jesús y no querer hacer buenas obras.
Estamos ante una de las grandes discusiones teológicas de la humanidad. Muchas batallas que se han dado por una posición y por la otra. ¿Somos salvos por nuestras obras?, es decir, ¿porque nos portamos bien o hacemos el bien?, o somos salvos por creer en Cristo, ¿independientemente de las veces que podamos volver a caer?
La palabra de Dios es una sola y no hay contradicción en ella: no vamos al cielo por nuestras obras ni por ser buenas personas, por estar bautizados o servir en la iglesia; vamos al cielo por CREER en la obra redentora de Jesús en la cruz. Sin la llave que es Cristo Jesús el cielo estará cerrado. La salvación no es un premio para el cristiano bien portado, es un regalo para el pecador arrepentido, eso significa la GRACIA; un regalo inmerecido. Ni todo el oro del mundo la podría comprar, no nos cuesta no porque no valga, sino porque es invaluable, por eso solo uno podía pagarla y ya lo hizo por amor: Cristo Jesús.
La salvación no cuesta pero si se hace evidente en nosotros, por eso nuestro Señor afirmó: “por sus frutos los conoceréis…” Porque la cruz es el acto de amor más grande que nos invita inmediatamente a obrar con amor y las obras hechas como respuesta al amor de Jesús se diferencian de las hechas por vanagloria, porque las primeras siempre apuntarán a Dios.
Podemos estar llenos de buenas obras por tradición, por orgullo muchas veces, para sentirnos “buenos” otras, pero cuando lo hacemos por Fe sabemos que es un mandato divino al que es imposible decir no por amor a quien seguimos.
Las obras son la consecuencia natural de CREER en Cristo, de poner nuestra mirada en él, en su ejemplo, de alimentar nuestra alma con su palabra y con su presencia, haciéndonos beneficiarios de su amor. ¿Cómo podemos ser la consecuencia de un acto de amor si no reflejamos ese amor?, ¿Cómo podemos seguir a un Dios que es amor, sin amor.? Las obras son entonces la consecuencia de amar a Dios, no la razón por la que quiero que Dios me ame.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GVO)
#MimetaesCreer
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