Lo Dulce de su Palabra

Lo Dulce de su Palabra

Salmos 119: 97-104 RVR1960: «¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, Porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación. Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos; De todo mal camino contuve mis pies, Para guardar tu palabra.  No me aparté de tus juicios, Porque tú me enseñaste. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.»

Estamos en un tiempo de la historia, en donde debemos meditar en todo momento sobre la Palabra de Dios para poder ser fortalecidos, adquirir el conocimiento divino y poder deleitarnos en ella como el dulce sabor de un chocolate en nuestra boca. Por eso en las Escrituras vemos como el salmista sentía un gran deleite, porque AMABA LA PALABRA DE DIOS y la consideraba tan agradable y placentera.

¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi Boca (Salmos 119: 103 RVR1960)

¿Cómo podemos desarrollar nuestras papilas gustativas espirituales, de tal manera que tengamos fuertes ansias de la dulzura de la Palabra de Dios?

¡Leer la Palabra del Señor! Esto es de vital importancia, podemos apartar unos minutos cada día, leyendo un pasaje, meditando en cada palabra, su significado y el contexto, qué mensaje se encierra en él.


¡Reflexionemos en la Palabra! Podemos escribir un versículo y llevarlo con nosotros, mirémoslo con frecuencia durante el día y meditemos en él, Dios nos irá hablando a través de su Palabra. Así lo hacía el salmista:

¡Oh, cuánto amo Yo tu Ley! Todo el Día es ella mi Meditación”. (Salmos 119: 97 RVR1960)


¡Aplicar la Palabra! Hablemos con Dios y preguntemos, qué desea que entendamos y cómo podemos aplicar esa verdad a nuestra vida durante ese día. La Palabra de Dios nos dará un alimento espiritual bueno y saludable, donde siempre seremos llenos de su Santo Espíritu.

Toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis nos muestra el plan redentor de Dios a través de JESUCRISTO, y sólo leyendo y meditando en ella, es posible comprender y aceptar que me revela su perfecta voluntad, porque estudiarla correctamente es la señal de un alma bien alimentada.

Padre Amado; Gracias por la verdad de tu Palabra, gracias porque nos llenas con tu poder, gracias porque nos enciendes con la llama y el Fuego de tu Santo Espíritu. Bienaventurados y privilegiados somos de poder enriquecernos con este alimento diariamente. Te Amamos mi Jesús, Bendito y Adorado eres. ¡AMÈN!

JRR– Casa de Refugio

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