Los Que Habitan en el Monte
Salmo 15:1-5 RVR 1960 “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo, Ni admite reproche alguno contra su vecino. Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, Pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; Quien su dinero no dio a usura, Ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará jamás
Este Salmo, aunque es muy corto, tiene tesoros maravillosos acerca de la vida en Dios.
 
Ante la pregunta de David: Jehová ¿Quién habitará en tu monte santo?, el salmista desglosa los versos que describen el carácter que se espera de la persona que habita en la presencia de Dios, que vive en comunión con él.
 
Básicamente, el pasaje nos habla de las condiciones éticas y morales de aquel que es digno de habitar en el monte de Dios, las cuales garantizan de alguna manera un cimiento estable moralmente hablando. Por lo tanto, una persona que viva bajo estos estándares no tendría por qué resbalar o caer jamás.
 
Ahora, ¿somos nosotros poseedores de estas características?
Los hijos de Dios estamos llamados a ser habitar en el monte, por eso, nuestro amado Padre se ocupa día a día de pulir nuestro carácter para habitar con él aunque por nuestra naturaleza pecaminosa no lo merecíamos, sin embargo, con la muerte de Cristo, nos fue dada entrada libre al trono de la gracia y es precisamente, estando en la presencia de Dios, que nuestro carácter es transformado conforme a los que el Señor ha planeado para cada uno de nosotros ¿No es esto maravilloso?
 
La entrada al trono nos las dio Jesús con su muerte, a pesar de no cumplir con los estándares de un verdadero creyente, pero por la misericordia del Padre, en su presencia somos transformados día a día, de gloria en gloria, hasta que seamos esos cristianos con el carácter que describe el salmista. Es decir, la cruz nos dio acceso VIP al monte sin merecerlo y nos dio la oportunidad de adquirir estás virtudes bajo la cobertura de aquel que nos creó, en su presencia, sin intermediarios, en un encuentro cara a cara con él.
 
Esto me lleva a preguntarme ¿Estoy aprovechando esta oportunidad que me da la cruz? ¿Soy consciente que Dios ha transformado poco a poco mi carácter por su misericordia?
 
Gracias Señor por rescatarnos, por amarnos sin merecerlo, por los desiertos en los que nuestro carácter ha sido transformado para hacernos hijos dignos que habitan en el monte contigo, gracias por llenar nuestros depósitos de ti, de tu aceite, de tu esencia.
 
Ayúdanos a ser testimonios de tu nombre. No permitas que nuestro pie resbale, se tu siempre nuestra roca firme y haz nuestros pies firmes como ciervas para andar por los caminos de integridad y justicia. Cambia nuestras palabras deshonestas por bendiciones permanentes, danos más amor por nuestros semejantes y que nuestras vidas te honren con todo lo que somos y lo que tenemos.
 
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio. (DS)
#MiMetaEsEnseñar

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