Me Quedo con la Verdadera Paz
Efesios 2:14 NTV: “Pues Cristo mismo nos ha traído la paz. Él unió a judíos y a gentiles en un solo pueblo cuando, por medio de su cuerpo en la cruz, derribó el muro de hostilidad que nos separaba.”
 
La paz es uno de esos recursos que son imprescindibles para mi vida y pienso que también para la vida de cualquier persona, sin paz no tenemos tranquilidad, ni libertad. Durante mucho tiempo pensaba que la paz sería el resultado de tener una vida resuelta; es decir que, si tenía la carrera, el trabajo, la esposa, la nevera llena, las deudas saldadas, como quien dice, todo en orden, entonces tendría la paz. Pensaba que si me esforzaba y me sacrificaba lo suficiente, entonces ya indiscutiblemente gozaría de una paz completa.
 
Pero, cuando la palabra de Dios trajo luz a mi vida, descubrí lo que menciona el pasaje de hoy “Cristo mismo nos ha traído la paz”. Entendí que la salvación no era producida como resultado de mi propio esfuerzo, sino que es un regalo dado por El Padre a través de Jesús y es mi fe en Jesucristo la que me permite acceder a ese regalo; también entendí que, así como sin Jesús no tengo salvación, sin Él tampoco tengo verdadera paz, aquella que sobrepasa todo entendimiento y toda circunstancia; sin importar lo que esté viviendo, puedo tener esa paz. El mayor motivo para tener paz es que precisamente tengo la salvación que me entregó Cristo, porque Él mismo me abrió los ojos y me dio fe para tenerla.
 
Y para ti, Dios quiere preguntarte hoy, ¿sigues en la búsqueda de paz donde no puede ser hallada?, ¿aún crees que la paz depende de tus circunstancias, de tus logros?, o ¿quieres vivir y experimentar la verdadera paz que viene de Cristo? Es tiempo de recibir y reconocer al Príncipe de Paz para que gobierne en tu vida.
 
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio – JENM

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