“Hagan todo sin quejarse y sin discutir, para que nadie pueda criticarlos. Lleven una vida limpia e inocente como corresponde a hijos de Dios y brillen como luces radiantes en un mundo lleno de gente perversa y corrupta.” (Filipenses 2:14-15 NTV)
Es increíble cuan deliberadamente podemos caer en la queja, a veces ni siquiera nos damos cuenta que el comentario que hacemos tiene ese tinte porque estamos tan acostumbrados a mal hablar de ciertas cosas que no somos conscientes que estamos proyectando lo incorrecto.
Justamente había iniciado de manera diferente este devocional, hasta que volví a leer el versículo y recordé que hace tan solo unos momentos me salieron estas palabras respecto al trabajo: “extras no remuneradas”; y el Señor me dijo, eso es quejarse… ¡plop!
Entonces, si no estuviera meditando en esta palabra ¡no sería consciente de mi error! Aquí se cumplen principios básicos: tomo tiempo para meditar en la palabra, al hacerlo ella me revela qué espera Mi Padre de mí, y el Espíritu Santo trae a mi mente en qué estoy fallando y me convence de mi error. Este proceso no es más que la vida de un creyente, de aquel que ha sido justificado por su fe, por eso el salmista dice: “Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.” (Salmos 1:2 RVR1960)
Leer estos principios no equivalen a traer una carga, sino felicidad, la delicia de enfocarme en Su voluntad; equivalen a hacerme libre de aquello que no me sirve, como la queja, es mi decisión si tomo o no la lección, si avanzo, si crezco o si dejo pasar de largo el consejo de Dios, porque Él nunca nos obliga, Él nos deja decidir.
Todo en la vida se trata de escoger, escoger disfrutar o quejarse, escoger brillar o aislarse, escoger el bien o el mal, etc. Inclusive, podemos también sacar un principio de siembra y cosecha en esta palabra de hoy, siembras malos pensamientos que generan queja acerca de algo en tu vida o tu entorno y recoges el juicio malo o la crítica de las personas que te rodean.
Además, un consejo muy práctico, ¿no quieres que critiquen tu vida como creyente? No te quejes. Llevar una vida limpia, de bien hablar, es vivirla conforme a nuestra identidad: hijos de Dios, porque en un mundo corrupto, habitamos entre tantas personas malvadas, por eso necesitamos brillar y marcar la diferencia, si a tu alrededor nadie sabe que eres creyente, es tiempo de empezar a brillar.
Tiempo de Hablar con Dios: ¡Que práctica y útil es tu Palabra Señor! Gracias porque nos enseñas a hacerla vida en nosotros cada día, porque no quieres que lancen juicios hacia nosotros tus hijos, gracias por tu consejo Padre, queremos brillar, perdónanos por no hablar bien y quejarnos, queremos que otros sepan que somos tus hijos, no por la cátedra de biblia que les damos sino por el reflejo de ella en todo lo que hacemos. ¡Que hablemos menos y vivamos más Señor! En el nombre de Jesús, amén.
2021 El Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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