Este es uno de los pasajes de la biblia que más amo, pues podemos ver el cumplimiento de la promesa que Jesús hizo a su pueblo, su resurrección.
La llegada de estas dos mujeres al sepulcro se cruza con la llegada del ángel, quien les da las Buenas Nuevas de que Jesús resucitó y ya no está en aquel lugar. El ángel les dice: “no temáis”, por el temor que sintieron ante su encuentro y por el terremoto que se generó tras la llegada del ángel, que según las escrituras, vestía de blanco y su aspecto era como un relámpago. ¡Qué impresionante debió haber sido ver este ser enviado a dar esta gran noticia!, ¿no?
Es impactante analizar también lo que sucedió con los guardias, que quedaron perplejos ante la presencia del ángel, y sobre esto quisiera decir que, da tristeza cómo muchas veces necesitamos ver físicamente lo sobrenatural, como la presencia del ángel, para realmente entender que Dios es Dios.
Esta porción me hace pensar cuántas veces vieron estos guardias a Jesús durante su sacrificio y no se inmutaron, no les genero culpa y seguramente tampoco vieron algo diferente en él, no porque Jesús no haya sido diferente, sino porque como seres humanos somos incrédulos y nos cuesta conectarnos espiritualmente, por eso antes de conocer de Dios somos seres sin misericordia y sin verdadero amor.
Regresando al relato, que hermosa forma en la que ambas mujeres reaccionan al ver a Jesús resucitado, creo que no habría palabras para describir cuán hermoso, impactante y alentador debió haber sido ser testigos de la tumba vacía, creería que solo las lágrimas podrían expresar el sentimiento que debieron tener ambas mujeres. Este sentimiento es el que debemos tener cada día, cada mañana que podemos abrir los ojos y nuestra alma y espíritu pueden alabar a nuestro Padre Todopoderoso.
Este pasaje nos recuerda que al igual que esas dos mujeres, nuestro sentimiento ante Dios debe ser de reverencia y de anhelar besar sus pies siempre que podamos. Hoy somos invitados a que Jesús resucite de nuevo en nuestro corazón y a que no necesitemos absolutamente ninguna prueba para entender que vivimos porque el Padre envió a su hijo para salvarnos.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MM)
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