4 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos.17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.”
Mateo 25:19-30 RVR1960
Estos versículos hacen referencia al cierre de la tan conocida parábola de los talentos, que el Señor Jesús enseñó hace casi dos mil años, y aunque los talentos inicialmente están haciendo referencia a una moneda de mucho valor en la antigüedad (algunos historiadores afirman que equivaldría en la actualidad a 6.000 dólares si se tratara de un talento de plata y 686.000 dólares si se tratara de un talento de oro); nada impide que extendamos el significado de la palabra talentos a las aptitudes, capacidades o virtudes en el desempeño de una actividad.
La primera reflexión a la que nos invita este texto es a entender que por la gracia de Dios cada uno de nosotros ha sido dotado de talentos, nuestro Dios nos ha bendecido con habilidades especiales y de inimaginable valor, que nos permiten exaltar a nuestro Señor Jesús mediante el servicio a nuestro prójimo; hoy necesitamos aceptar que poseemos una dotación única de parte del Creador y meditar en que hacemos con tal equipamiento. Ahora, en el marco de la parábola en estudio, el amo entregó a tres de sus siervos diferentes talentos para que los multiplicaran; dos hicieron la tarea con las observaciones demandadas pero el último de los tres, por temor a no hacer lo correcto con el talento entregado, decidió enterrarlo. Las escrituras no especifican el lugar exacto donde lo escondió, pero asumimos que se esmeró en retenerlo en la profundidad de la tierra. Así mismo, muchos de nosotros a sabiendas de que poseemos capacidades particulares, no las ponemos al servicio de los demás; en otras palabras, fallamos por omisión, como aquel siervo, pues abstenernos de hacer lo bueno es pecado.
También en esto vemos reflejada la ley de la siembra y la cosecha, pues cada uno de nosotros recibe de lo que da, de tal manera que si glorificamos a Dios con nuestros talentos, estaremos dando de lo que tenemos y necesariamente recibiremos de lo que estamos dando: “Talentos” conociendo la abundancia y el gozo inefable de Dios, pues la multiplicación de lo que poseemos solo es posible en la medida en que sea puesto al servicio del reino de los cielos; pero cuando escondemos en lo profundo de nuestro Ser la virtud dada por Dios, ésta se irá durmiendo, puesto que la parábola nos enseña que el talento dado al tercer siervo le fue arrebatado y entregado a otro, cuando dice: “Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.”
Es hora queridos hermanos de dejar fluir esos talentos que el temor ha mantenido en secreto en nuestra vida, es tiempo de poner en acción esas destrezas que honran a nuestro Padre y bendicen extraordinariamente a nuestros hermanos, una vez sea un hábito darnos los unos a los otros, veremos como la abundancia de la gracia de Dios nos llevará a un poderoso mover del Espíritu de Dios, que nos haga experimentar lo que el Señor Jesús quiere de sus hermanos y lo que el Padre anhela de sus hijos.
FJCG – Casa de Refugio
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