Mateo 6:1-4 RVR1960: “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.
La soberbia es el deseo constante de ser preferidos por otros. Es una manifestación del egoísmo y surge cuando nuestra vida está dominada por la carne y no por el Espíritu de Dios.
Las palabras de Jesús me llevan a preguntarme varias cosas, ¿cuántas veces hemos construido nuestra relación con Dios «cobrando» por nuestra piedad?, o ¿cuántas veces decimos ayudar de manera «desinteresada», pero muy en el fondo buscamos un reconocimiento por nuestra labor en la comunidad? Este sentimiento afecta nuestra relación con Dios porque nos desenfoca, nos hace pensar sólo en el yo; en que si soy piadoso y más personas lo saben, entonces soy un ejemplo, Dios lo ve y me recompensará por ello. Pero en estos versículos nos queda claro que debemos despojarnos de todo ego y hacer la obra con el único objetivo de agradar a Cristo y no a los demás.
En esta era del egoísmo, la vanidad y la egolatría, cobra mayor relevancia el ejemplo de Cristo, quien dio su vida por amor a nosotros y se hizo pobre siendo rico, para que nosotros con su pobreza fuésemos enriquecidos (2 Corintios 8:9), para que nos identifiquemos con él y podamos morir al viejo yo. Él es nuestro modelo y a partir de su reflejo, nuestro reto es construir el actuar diario, no sólo cuando estamos reunidos con nuestros hermanos en la fe, sino que en todos los momentos de nuestro día seamos la imagen de Cristo; en el tráfico, en la relación con nuestros colegas, con nuestra familia, y así reflejarlo a Él a través nuestro.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GJ)
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