La carta del profeta Juan en los capítulos 2 y 3 del libro de Apocalipsis, aborda la situación de las iglesias del primer siglo, trayendo un mensaje profético; es decir, la palabra de Dios a través de una persona para dar dirección, tratando los problemas internos que estaban teniendo en ese momento. Sin embargo, vamos a ver que hay una necesidad específica en todas las iglesias. El mensaje representa diferentes momentos y problemáticas de la iglesia en general, pero una importante necesidad: ENFOQUE. La iglesia de hoy tiene la panorámica completa de la situación actual, pero su lente no está enfocando lo importante, por eso la imagen que ve es difusa, no puede capturar el detalle, por tanto no presta atención a lo más importante, a lo urgente.
Todo el mensaje de Jesús es una invitación a examinar el estado actual de mi intimidad con su Espíritu, por lo que es necesario atesorar en mi corazón lo que Dios quiere hablarme porque hay dos cosas fundamentales que nos deja este pasaje. Primero, pensemos en el lugar de Cristo para darnos su mensaje, “Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha…” (Apocalipsis 2:1b PDT). Independiente de cuál sea mi estado hoy, necesito descansar con la convicción de que mi vida no está a la deriva, está en la mano derecha de Aquel a quien fue dada toda potestad en cielo, en la tierra y debajo de la tierra. No hay nada de lo que pasa a mi alrededor, por oscuro que sea, no hay nadie por poderoso que parezca que pueda quitarme del lugar en el que Cristo me tiene, en su mano derecha, “la diestra de Jehová hace proezas” (Salmos 118:15), y este es tiempo de ver la diestra del Señor operando en medio de su iglesia, a pesar de lo que el mundo traiga, de lo que la gente diga y lo que mi mente piense, estoy en la diestra de Aquel Omnipotente que hace proezas.
El verso 1 continúa diciendo: “Esto dice el que…” “…camina entre los siete candelabros de oro” (2:1b PDT), lo que me lleva al segundo asunto. El profeta estaba tan conectado con el Espíritu, “estaba en el espíritu”, que no sólo escuchó el mensaje de Jesús para las iglesias, sino que vio al Espíritu de Dios moviéndose entre las iglesias, caminando entre ellas. Es a través del Espíritu Santo que Jesús habita en la iglesia, necesitamos conectarnos y trabajar de la mano del administrador de la obra de Dios. El libro de los Hechos nos muestra el poder de la iglesia cuando es conducida por el Espíritu, porque es él quien nos dirige a hacer la voluntad de Jesús y por tanto ayudarnos a complacer el corazón del Padre. ¡Necesitamos estar en alianza con el Espíritu Santo para llevar a cabo cualquier obra! Él es la presencia de Jesús con nosotros, fue su regalo al ascender al Padre.
David en sus salmos tuvo revelaciones mesiánicas y proféticas por su comunión con el Espíritu, Juan escribió lo que en el espíritu recibió, el autor de cada libro de la biblia habló lo que el Espíritu le inspiró, ¿cómo podemos siquiera pensar que podemos continuar sin tener amistad con él?
A lo largo de su mensaje Jesús nos dice: “Yo sé todo…” (2:2; 3:1,8); “Conozco tus obras…” (2:9); “Sé…” (2:13, 19); “Sé todo lo que haces” (3:15), sólo hay una persona a la que interesa saber lo que estás haciendo por y para el reino de Dios, a él, y él lo sabe, el resto que sea para su gloria, no busques el reconocimiento de nadie, ENFÓCATE en lo importante, conectarte con el Espíritu de Dios. No te preocupes, ocúpate más bien en prestar atención a lo que el Espíritu quiere decirte, allí en lo íntimo. Por eso los 7 mensajes, independientemente del estado de las iglesias, presentan la misma necesidad para cada una: “oigan bien lo que el Espíritu dice a las iglesias” (2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13,22), “el que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice”.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (KMR)
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